«Berlusconi es el político que más libertades ha restringido»
El maestro del cómic erótico ha visitado Madrid este fin de semana, invitado por «La Caixa», para hablar sobre su trabajo junto al gran cineasta Federico Fellini
Sus dibujos han poblado las fantasías de varias generaciones de amantes del cómic. Porque Milo Manara es algo más que un creador de cómics eróticos. Es un maestro en el arte de contar historias picantes, y sus inconfundibles chicas forman parte de iconografía del noveno ... arte. Este fin de semana acudió a Madrid, invitado por la fundación «la Caixa», para ofrecer una conferencia titulada «Viaje a Tulum: trabajar con Fellini», en la que explicó su relación con el director de cine: «Para mí siempre es un placer hablar de Fellini, uno de los más grandes artistas que ha dado Italia», comenta.
No regatea, pues, elogios a aquel que tuvo como compañero de trabajo en dos ocasiones, a pesar de que, según deja traslucir en sus declaraciones, no todo fue como la seda: «A diferencia de otros gran nombres con los que he trabajado, él era muy exigente desde el plano visual. Tenían que ser las cosas exactamente como él las quería; si no, había que rehacerlas. Resultaba más cansado, pero al mismo tiempo era muy productivo».
Ambos sabían que tenían una forma común de concebir el arte: «Prefería trabajar en estudio, porque realizaba una escenografía casi como si fuera real, pero no era real. En “Casanova”, por ejemplo, inventó todo un siglo XVIII veneciano que no existía más que en su imaginación. Con él, todo estaba filtrado por los recuerdos, aunque no hubiera vivido determinadas épocas».
Esto ocurría también con la imagen de la mujer, bastante diferente la del cineasta —siempre voluptuosa— de la de Manara, estilizada y de piernas larguísimas: «Reflejaba a las mujeres tal y como las tenía en sus recuerdos de niño. Pero esto ocurría con el Fellini autor, porque cuando hablábamos de mujeres, solíamos estar de acuerdo».
Juntos trabajaron en «Viaje a Tulum» (considerada como una de sus mejores novelas gráficas) y «El viaje de G. Mastorna, llamado Fernet», con un guión ideado por Fellini hacía décadas pero que nunca pudo llevar al cine. Su libro más famoso, sin embargo, es «El clic»(1983), que tuvo su continuación en tres secuelas. Sobre las claves de una buena historia que produzca cosquilleos en la libido, afirma que las desconoce, pero «sí tengo un secreto particular, y es que haya siempre una base de realismo, con la que el lector se pueda sentir identificado. Otra regla es que la historia me guste a mí, que yo mismo la encuentre erótica».
Por último, y como ocurre con aquellos que vienen del país transalpino, resulta casi obligado hablar de Berlusconi, «un personaje que puede parecer cómico desde fuera, pero desde dentro no resulta tanto. Es difícil hablar de él, porque en realidad es una anomalía. Porque es un político que es propietario de los principales medios de comunicación. Además, preside el Partido de la Libertad, y es el que más libertades ha restringido. Allí no damos importancia a que tenga amantes o no, lo verdaderamente preocupante es lo otro».
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