Radical y duro, como sus esculturas
«Ha sido una figura fundamental en la escultura contemporánea. Para mí, el gran escultor del siglo XX es Richard Serra»
Adiós a Richard Serra, el artista que esculpió la materia del tiempo
La escultura emocional
El peso de lo desaparecido
Carmen Giménez
Ha sido una figura fundamental en la escultura contemporánea. Para mí, el gran escultor del siglo XX es Richard Serra. No hay bases en sus obras y, para él, era crucial el espacio donde se instalaban. 'El hombre que camina', de Giacometti, era ... muy importante para él. Pero fue más lejos. Giacometti utilizó la figura humana y Serra era totalmente abstracto. Lo que supuso Rothko para la abstracción en la pintura, fue Serra para la abstracción en la escultura.
Era un personaje difícil y al final se encerró, no quería ver a nadie. Hace muchos años que no nos veíamos. Él era como sus esculturas, muy radical. Era muy blanco y negro Richard Serra, no había matices. Era muy duro. Como el acero corten, que usaba en sus obras. Pero a la vez era muy tierno, ultrasensible. Era profundo, iba a lo esencial. No era nada superficial ni comercial. Sus esculturas se vendían muy caras, pero él estaba muy alejado del mercado. Vivía su mundo muy profundamente.
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Adiós a Richard Serra, el artista que esculpió la materia del tiempo
NATIVIDAD PULIDO
Richard adoraba España, se sentía español. Pasó muchísimo tiempo aquí. En 1982 organicé con Juan Muñoz en el Palacio de las Alhajas de Madrid una exposición, 'Correspondencias: 5 arquitectos, 5 escultores', en la que Richard Serra estaba con Frank Gehry. Recuerdo algunos proyectos en Madrid que nunca se hicieron. Uno, para la plaza de Callao, cuando era alcalde Tierno Galván. Hizo tres maquetas para ese proyecto. Teníamos ya el dinero. A la ciudad no le costaba nada. Pero finalmente no se hizo. Hubo otro proyecto para una escultura en el Prado, cuando Miguel Zugaza era director.
Pero sí hizo una obra para el Reina Sofía. Creo que nunca se perdió. Macarrón cayó en la ruina. Era un santo porque nunca cobraba nada del Ministerio de Cultura, que lo arruinó. Nadie del museo se preocupó de ir a buscar aquella escultura y ver qué pasaba con ella. Seguramente, acabó como chatarra por desidia de las personas a las que no les interesaba nada Richard Serra, ni los conservadores ni los directores del Reina Sofía. Richard estaba muy triste por lo que pasó.
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