El arrebato místico de Dalí

El primero escribe una carta interpelando al artista. ¿Por qué dio ese giro en su carrera y al pintor surrealista y ateo le dio ese arrebato espiritual? Por entonces, el artista escribe su 'Manifiesto místico'. López y Aguer mantienen una interesante conversación. Los tres presentaron el volumen en el Museo Thyssen en una concurrida y animada charla, moderada por Guillermo Solana, director artístico de la pinacoteca madrileña.

Noticia Relacionada

Dalí vuelve a montar el Cristo en Figueras

David Morán

El Teatro-Museo del artista expone por primera el 'Cristo de San Juan de la Cruz', un óleo de 1951 propiedad de la Kelvingrove Art Gallery and Museum de Glasgow y que no se veía en España desde hace más de setenta años

Antonio López declara su incondicional admiración por Dalí: «Es un pintor extraordinario, excepcional; seguramente, el mejor pintor de su generación. Tiene un enorme talento y una mirada muy profunda. En la pintura no falla nunca, es lo que le salva. Me impresiona lo bien que pinta, nadie pinta mejor. ¡Qué inteligencia, y qué bien escribe! Ha significado mucho en mi trabajo, pienso mucho en él». En cambio, «su sobreactuación no es lo que más estimo de él, enturbia las cosas con sus palabras».

«No me parece un cuadro enigmático, ni velazqueño, ni intemporal»

Antonio López

Pintor

Y, aunque cree que su 'Cristo', «que está vivo, es un buen cuadro, está hecho muy en serio y pone en él todo el alma», advierte que él no lo habría pintado desde esa perspectiva cenital. No le parece «especialmente enigmático, ni velazqueño (el de Velázquez tiene algo sobrenatural, el de Dalí no), ni intemporal; es muy de su época. Dalí está clavado a su tiempo por todas partes. Vermeer y Velázquez sí son intemporales». Su retrato de Buñuel, dice el de Tomelloso, «me impresiona más que el 'Cristo'. Dalí es más inteligente que Lorca y Buñuel, pero no tiene sentimiento de culpa. Es el más inocente, el más puro, aunque también tiene sus purgatorios y sus infiernos», apunta. «Dalí siempre es Dalí, maquillado o no, con bigote o no. A lo mejor quien llevaba máscara era Picasso».

«Dalí buscaba crear una obra maestra»

Montse Aguer

Directora de los Museos Dalí

Montse Aguer explica que se trata de un Cristo ingrávido, apolíneo, flotante, al que no vemos el rostro y que pinta sin los atributos del sacrificio (los clavos y la corona de espinas). Tampoco incluyó la idea inicial de sustituir la sangre en sus manos y pies por unos claveles rojos. No hay tortura ni dolor. Dalí rompe con la iconografía tradicional. Usó como modelo a Russell Saunders, un atlético y musculoso especialista en Hollywood. «Tiene algo de Miguel Ángel, es un Cristo renacentista escultórico. Dalí buscaba crear una obra maestra». En la sala del teatro-museo donde se exhibe, entre cortinajes de terciopelo rojo oscuro, a modo de capilla, «el público lo contempla en silencio, con veneración», explica Aguer. Recuerda la figura de Tom Honeyman y su lucha incansable por hacerse con el cuadro, que adquiere por 8.200 libras, incluidos los derechos de autor. La historia le dio la razón.

«Este Cristo de Dalí, guapo, apolíneo, es un Superman»

Javier Sierra

Escritor

Para Javier Sierra, hay demasiadas cosas que no encajan en esta obra: «No sabemos si está vivo o muerto, no le vemos la cara, no sabemos si es Jesús de Nazaret...». Recuerda el escritor la profética visita de Dalí al convento de la Encarnación de Ávila en 1946 –tenía el proyecto de rodar una película sobre Santa Teresa–, donde descubre, en un relicario de San Juan de la Cruz, una Crucifixión dibujada por el santo tras un éxtasis. «Dalí se veía como la reencarnación de San Juan de la Cruz. Tras metabolizar la visita, pinta su 'Cristo'». Cree que su interés por lo mágico, lo esotérico, la alquimia, Freud y Jung fueron un caldo de cultivo. Y va más allá: «En la cultura pop americana, Superman es el nuevo Jesucristo, enviado a la tierra para redimirnos. Y este Cristo de Dalí, guapo, apolíneo, que parece sobrevolar el paisaje [Portlligat, que ve desde su taller], es un Superman».

Muy interesado por su biblioteca, cree que sus lecturas tuvieron un impacto en sus pinturas. «Dalí no pasa de moda», dice el escritor. Y, aunque en 1961 el cuadro fue atacado por un joven con un ladrillo, recuerda Sierra que en una encuesta sobre el cuadro más querido por los escoceses, 'El Cristo' fue el elegido. «A Dalí lo ha salvado la gente», advierte Antonio López. «Fue más allá de su tiempo, lo trasciende», añade Aguer.