El honor

El español es un patrimonio subacuático inmenso, de los más grandes del mundo, y ha sido de los más largamente expoliados. Era necesario establecer una jurisprudencia de valor universal que dictaminase que el patrimonio subacuático pertenece también a los Estados, que son quienes deben administrarlo.

Iniciamos una campaña de denuncia internacional, en el Consejo de Ministros Iberoamericanos de Cultura, porque países como México o colombia habían pasado o estaban pasando por lo mismo. Después también defendimos estas ideas en la UE, con el apoyo expreso de todos los países y las reticencias típicas de Gran Bretaña, por su peculiar manera de entender el patrimonio.

Ha sido una batalla dura, difícil y sobre todo fue solitaria. Hoy nos felicitamos de un éxito del que nunca dudé. Por eso pusimos en marcha el Plan Nacional y los programas de colaboración con la Armada y las Comunidades Autónomas. Proyectos de investigación y excavación hechos por nosotros, para que nadie de fuera viniera nunca más a decirnos lo que tenemos que hacer con nuestro patrimonio, y sobre todo empresas piratas como Odyssey.

Hemos recuperado el honor como país, que es también el de nuestros barcos hundidos y el de los cientos de personas, militares y civiles, que murieron tan injustamente. Es un deber del Ministerio continuar impulsando en los mismos foros estas ideas sobre el patrimonio común porque además suponen la defensa de la memoria que compartimos.

Esto no se acaba aquí, habrá otros intentos, pero hay que difundir esta buena nueva cultural que ofrece a todos los países el ejemplo español: una posibilidad jurídica de plantar cara y ganar a los cazatesoros.

CÉSAR ANTONIO MOLINA ESCRITOR Y EXMINISTRO DE CULTURA