Los autores españoles toman el escenario

Y es que el teatro español no se deja arrugar por la crisis, a pesar de que ésta afecta a las compañías y productoras privadas, especialmente en las giras, por los problemas económicos de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Pero el público responde y acude a las propuestas que, en su mayoría, provienen del teatro privado, el verdadero motor de la escena española.

La renovada programación de la cartelera madrileña es buen ejemplo de este esfuerzo. En las próximas semanas llegarán a los teatros de la capital varios espectáculos que vienen, en algunos casos, avalados por el éxito en sus giras previas. Hay, como se decía más arriba, una importante presencia de autores españoles, prueba de la buena salud de nuestra dramaturgia. El siempre provocador Rodrigo García presenta en el María Guerrero «Gólgota Picnic» (se llegó a barajar como título «Las siete últimas mentiras de Cristo en la Cruz»), basado en la obra para piano de Franz Liszt. Juan Carlos Rubio se sucede a sí mismo en el teatro Lara (donde este fin de semana concluyen las funciones de «Tres»), al que llega «100 m2», una obra escrita y dirigida por el dramaturgo cordobés —que tiene otra obra dirigida por él en cartel: «Razas», de David Mamet—. «100 m2» es una comedia con un original planteamiento: la venta de un piso en excelentes condiciones, pero con inquilino dentro.

Jordi Galcerán estará en Madrid por partida doble: en el Alcázar con «Fuga», una obra que mezcla amor y corrupción política; y en el Nuevo Teatro Alcalá con «Palabras encadenadas», un inquietante thriller psicológico que fue el primer gran éxito de su autor, y con el que la compañía La Ruta celebra su décimo aniversario. Y otro celebrado autor, Borja Ortiz de Gondra, trae al teatro Fernán-Gómez «Memento Mori», una reflexiva pieza dirigida por Jaime Chávarri y que habla de los conflictos que plantea la relación entre África y nuestro mundo occidental.

Margarita Sánchez escribió «Mi mapa de Madrid», la obra que presenta el Centro Dramático Nacional en el teatro María Guerrero. La ciudad y un grupo de personajes con los que «abordar sin complejos los aspectos más garbanceros de mi ciudad» son los protagonistas de esta obra.

Y al Reina Victoria llega uno de los grandes éxitos de la historia del teatro español: «Cinco horas con Mario», basada en la novela de Miguel Delibes, y que después de ser santo y seña de Lola Herrera pasa ahora a otra sobresaliente actriz: Natalia Dicenta.

De fuera de nuestras fronteras llegan también montajes muy atractivos sobre el papel: «Rumores», una obra de Neil Simon llena de absurdos que cuenta la historia de varias parejas acomodadas en el aniversario de una de ellas (Amaya); «El proyecto Laramie», una obra «documental» que nació a raíz del asesinato en Estados Unidos de un homosexual (Naves del Español); «Gata sobre tejado de zinc caliente», la propuesta de Àlex Rigola, director del Lliure barcelonés, de la obra de Tenneessee Williams; o «Al final del arcoiris», una pieza de Peter Quitter que recrea las miserias y las grandezas de una de las más grandes artistas de la canción: Judy Garland (Marquina).