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ABC Cultural

Los tesoros reunidos del mundo de ayer

El Literaturarchiv Salzburg ha juntado en una web la increíble colección de manuscritos de Stefan Zweig, hasta ahora dispersa por todo el mundo

Stefan Zweig, en su casa de Viena cuatro años antes de la ocupación nazi ABC
Bruno Pardo Porto

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Stefan Zweig (1881-1942) creía que el gran enigma de la vida era el nacimiento del arte, esa magia. Era un tema que le obsesionaba: la capacidad del ser humano para alumbrar belleza donde antes no había nada, una belleza inmortal capaz de ... agitar los espíritus de diferentes épocas. Por eso le encantaba bucear en los procesos creativos, estudiar los cambios que tal o cual genio había hecho en su gran libro, analizar su tinta, recrearse en las volutas de su caligrafía o en su pentagrama. Para él, la única forma de descifrar el enigma del arte era seguir el método detectivesco: tratar de reconstruir los hechos, buscar materiales primarios, volver a la escena del crimen, preguntarle a las pruebas. A Zweig, qué duda cabe, le interesaban los manuscritos hasta niveles insospechados. Los empezó a coleccionar muy joven, ya en la secundaria, y mantuvo su afición hasta el final de sus días. Los pedía, los compraba, se los encontraba. Cuadernos, galeradas, páginas sueltas, partituras. Cualquier cosa con tal de que la pluma fuera ilustre y sirviera para enriquecer su tesoro letraherido.

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