POESÍA
El poema de Miguel Hernández que compartieron Camarón y Enrique Morente
Lo que hay detrás de 'Sentado sobre los muertos' y los versos que nunca se repitieron
Montaje con dos imágenes de archivo de Enrique Morente y Camarón de la Isla
Se contemplaron el uno al otro amándose en silencio, como dos trazos en un lienzo que ni superponiéndose llegan a mezclarse del todo. Camarón de la Isla y Enrique Morente comparten hoy el atributo de la revolución. Sus seguidores, a veces, se han enfrentado, como ... si estuviésemos obligados a elegir. Pero la realidad es que sus respectivas obras, siendo tan diferente el arte y la expresión de cada uno, nos revelan puntos en común y crean vastas redes de densa complejidad. Ambos son los grandes divulgadores de la poesía cantada en el flamenco. Iconos lorquianos que de un mismo texto, 'La leyenda del tiempo' , afilaron ideas equidistantes. Uno rítmico y roto. Otro oriental y pausado. El dolor evidenciándose en mil espejos, las quejas ancestrales contadas desde dos prismas que perteneciendo a un mismo género nada tienen que ver. Se admiraron, se respetaron. Incluso el de San Fernando llegó a interpretar un fandango compuesto por el granadino, 'Ni que me manden a mí'. Se miraron las heridas. De cerca y de lejos. Por el rabillo del ojo. También con el oído abierto en una suerte de bostezo. Y dejaron, sin hacer especial hincapié en ello y con algo más de una década de distancia, un poema de Miguel Hernández sin repetir ningún verso : 'Sentado sobre los muertos' . Cada uno una parte del todo, quedando así bien acotada la extensión de este sollozo.
El texto, superdotado de fatiga, corazón, entraña y tripa, con la lengua apresada en las raíces y la voz subida a los montes, lo escribió el de Orihuela durante la incívica guerra que enfrentó a los españoles. El primero en musicalizarlo fue Morente en forma de romance. Así abrió su 'Homenaje flamenco a Miguel Hernández' en el año 1971 , con la guitarra de Parrilla de Jerez rasgueando cuerdas como costillas. Más tarde, Carmen Linares ha señalado este álbum como su particular puerta de entrada a la poesía. Ella lo ha dicho. Otros no. Pero en muchos casos, la mayoría, quizá, así es. Terraplén de letra y cante que a tantos atrapa.
De puntillas pasó el tiempo hasta llegar al año 1983. Camarón venía de grabar 'Como el agua' (éxito que había rechazado La Susi) y 'Calle Real' cuando publicó 'Viviré' , donde se halla la bulería que tantas inspiraciones ha suscitado desde entonces. Su autor es Pepe de Lucía, hermano de Paco, quien también firma su sonanta en este disco junto a la de un joven Tomatito. Pero Pepe de Lucía, ávido lector, ladrón de dentelladas, fue a parar a aquel poema, 'Sentado sobre los muertos', para completar la letra, aunque no figure en el registro. Y así, lo más memorable de este discurso cabal es el fragmento que escribió Miguel Hernández años atrás con el papel enfermo de truenos: «Viviré mientras el alma me suene/y aquí estoy para morir cuando llegue» .
La fatalidad, que parece tener tantas capas como la cebolla que alimentó al poeta de 'Perito en lunas' en aquella cárcel perpetuada por su verso, les arrebató la vida a los tres a una edad temprana . Y es que hasta en el morir compartieron como compañeros del alma, compañeros, un destino. También desde una celda las palabras se despojaron del propio lenguaje, todas libres y místicas, hasta dar con unas raras nanas que Camarón acabaría convirtiendo en unos fandangos al estilo del Niño Gloria: 'El pez más viejo del río'. Los tres, ruiseñores de las desdichas, vivieron a contratiempo con la muerte asomando en cada esquina y la vida eterna asegurada mientras sus almas no dejen de sonar. Ese es el poema de elevada sombra y luz que entre todos esbozaron, eco al final de la desventura.