Multitudinaria y emotiva despedida bajo la lluvia
Autoridades políticas y culturales acompañaron a su familia en el Retiro, del que Mingote es alcalde honorífico
A. DELGADO/ T. G. RIVAS
La capital despidió ayer con gran dolor y tristeza al genio de la crónica social gráfica. Lo hizo en el Parque del Retiro, en los dominios de los que será el perpetuo alcalde honorífico. Acompañados de una fina lluvia, sus amigos, compañeros de profesión ... y, también, los ciudadanos anónimos que no sabían vivir sin su chiste se acercaron ayer por la tarde hasta su capilla ardiente, instalada en los jardines de Cecilio Rodríguez, para dar el pésame a su viuda Isabel Vigiola, a su hijo Carlos y a sus nietos Pablo y Héctor, así como al resto de su familia.
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Desde primera hora de la tarde las coronas de flores no cesaron de llegar cargadas de cariño y admiración. Junto a la de los compañeros de ABC «a nuestro Antonio Mingote» y del grupo Vocento, llegaron la de Sus Majestades los Reyes de España y otra de los Príncipes de Asturias. También las del Ayuntamiento de Daroca, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, los empresarios de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad de Madrid, el Cuerpo de Correos —del que era cartero honorario—, de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.
Representante universal
Ninguna de las dos pudieron estar por sus apretadas agendas. Miguel Ángel Villanueva, vicealcalde de Madrid, acudió en nombre del consistorio de la capital y de la propia Botella. «Madrid ha perdido a uno de sus mejores representantes universales. Dibujante, genio y, sobre todo, muy buena persona», expuso Villanueva. El vicealcalde aprovechó la ocasión para anunciar que la alcaldesa propondrá en el próximo pleno municipal que una de las calles de Madrid lleve su nombre . Por su parte, Ignacio González, vicepresidente de la Comunidad de Madrid, acudió en nombre del Gobierno regional y transmitió el pésame de su presidenta, Esperanza Aguirre, a sus familiares. «Era un hombre entrañable que supo reflejar como nadie la realidad social de España, de la España que tanto amaba y a la que tanto hizo reír con sus chistes y dibujos», expresó González. También anunció que un centro educativo llevará su nombre «para que su sabiduría acompañe a los más jóvenes». Y es que Mingote ha sido y seguirá siendo un maestro en mayúsculas para todas las generaciones, jóvenes y viejos, viejos y jóvenes.
El calor de sus compañeros
A su capilla ardiente fueron llegando poco a poco sus compañeros para transmitir el cariño de una Redacción que se ha quedado huérfana de una de sus señas de identidad. Entre otros acudieron Santiago Castelo, el columnista Ignacio Camacho, la columnista y directora del programa «El Contrapunto» de ABC Punto Radio, Isabel San Sebastián. El presidente de Vocento, Enrique Ybarra, fue uno de los primeros en llegar y abrazar emocionado a Isabel Vigiola, la viuda desconsolada.
Visiblemente apesadumbrando apareció también Antonio Fraguas «Forges»: «Se me ha ido un maestro que me enseñó muchas cosas con su técnica, su humor . Pero sobre todo se ha ido uno de las mejores personas que he conocido. Ha sido simpre uno de mis mejores amigos». Un pensamiento compartido por todos quienes llegaban hasta los jardines de Cecilio Rodríguez, entre otros por Víctor de la Concha, director del Instituto Cervantes; José María Lasalle, secretario de Estado de Cultura; José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deporte, o el eurodiputado popular Jaime Mayor Oreja, que recordó a Mingote como «un señor con una gran pasión por España, por la libertad, alguien que tenía tanto sentido del humor que no era gracioso».
«Yo pertenezco a esa mayoría de españoles que admirábamos a Antonio Mingote y también pertenecía a una minoría que le conocimos. Hoy nos quedamos un poco huérfanos», dijo Mayor Oreja a su salida de la capilla ardiente.
El goteo de amigos y conocidos no cesó hasta las diez y media de la noche, hora en la que se cerraron los jardines de Cecilio Rodríguez , de su amado Retiro, del que era Alcalde Honorario. Por sus caminos y sendas pasaron también Pedro Corral, concejal de Chamberí y antiguo compañero del genial dibujante de ABC, y Ana Román, concejal de Retiro. Ambos comentaron a este periódico la terrible pérdida y la necesidad de hacer un homenaje a Mingote. «Se merece una estatua, por qué no en este parque que tanto quería. Tal vez junto al abeto que plantó hace treinta años sobre la tierra del Retiro, a escasos metros de aquí», comentaron ambos.
Enrique Cornejo y Mamen Díaz también quisieron despedir al genial dibujante de ABC . El productor teatral, que trabajó en varias ocasiones junto al genio, se dirigió a los medios para transmitir su felicidad por haber podido conocer a Mingote, aunque evidentemente no ocultaba su pesar. «Estoy triste pero satisfecho porque he podido conocer a uno de los hombre más importantes de este país, un verdadero genio del arte y el humor», comentó.
Discípulo de Cervantes
La despedida al discípulo de Cervantes, el adiós al maestro de maestros se prolongará hoy de diez de la mañana a las siete de la tarde en los jardines de Cecilio Rodríguez. Después, ya con la atardecida, sus restos mortales abandonarán el parque del Retiro que tanto amó y ensalzó, aquel escenario que tantas creaciones le inspiró. De ahí partirán a La Almudena, donde será incinerado en la más estricta intimidad por expreso deseo de su familia, que no paró de recibir telegramas, mensajes y abrazos de ánimo por la pérdida de un hombre y un genio, un genio y un hombre, de un calibre incomparable.
Antonio Mingote durmió ayer, por vez primera en su vida, en su amado Retiro, del que lo tiene todo estudiado, incluso un libro escrito. El profesor Tierno le dio una vara de alcalde honorario. ¿Cuántas veces se ha recorrido el Retiro? Muchísimas, durante muchos años. «¡Todos los días! —recordaba a ABC en la entrevista—. Cada pedazo del Retiro tiene su personalidad. Está la cosa francesa del parterre, que es más o menos francés; de aquí hasta Alfonso XII es la parte más salvaje, más, digamos, que crece a su aire, la parte romántica, no ordenadada. Eso es el romanticismo, el desorden. Luego está los jardines de Don Cecilio, que eso es ya la pura geometría, que a mí no me gusta nada, pero es muy bonito y está muy bien hecho, yo nunca voy ahí porque tanta geometría no me gusta. Y el estanque, que es la más popoular y madrileña; el Cerro de los gatos, que está al lado de O'donell, que sería el residuo isabelino, digamos. Luego está ese palacete pequeñito, que es una cosa de rococó, que también es graciosa, de Carlos III».
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