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ABC Cultural

Lecciones galdosianas para las amargas horas del presente

Galdós vivió en el tiempo de las revoluciones democráticas y la restauración. Su generación aprendió a ser tolerante, ejemplo para el exilio de la Guerra Civil

Banquete dado en La Huerta al insigne Querol. Entre los comensales, Galdós, Canalejas, marqués del Vadillo, Roselló, Pulido, Beistegui y otros hombres ilustres ABC
Jon Juaristi

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Entre las imágenes de Benito Pérez Galdós mostradas en la exposición que le dedica estos días la Biblioteca Nacional para conmemorar el centenario de su fallecimiento en 1920, figura un daguerrotipo de 1848 o 1849 en el que aparece el niño Benitín, ... a la sazón de cinco o seis años, disfrazado de montañés de las tierras altas de Escocia, con falda a cuadros y manto terciado, vestido de tal guisa para una fiesta infantil o, quién sabe, quizá para el carnaval de Las Palmas. Esta primitiva imagen de los orígenes de Galdós (y de la Fotografía) nos habla de la pasión de la clase media de la época, es decir, la del Romanticismo, por las novelas «contemporáneas» de Sir Walter Scott , las de Waverley y Rob Roy , que arrasaban en toda Europa, desde la Inglaterra victoriana a la Francia orleanista, pasando por la España isabelina. Como observara un gran estudioso galdosiano en el exilio, José Fernández Montesinos , las novelas medievalizantes y escocesas de Scott estuvieron por entonces en manos de todo el mundo, y de ellas aprendieron a escribir los novelistas de la siguiente generación, Galdós entre otros, así como en las novelas de Galdós, siempre según Fernández Montesinos, aprendieron la historia contemporánea de su país los españoles del fin del siglo XIX.

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