María de Ávila, Premio Max de Honor por su contribución a la danza
La hija de la bailarina, fallecida a finales de febrero, recogerá el galardón en la ceremonia que se celebrará el 26 de mayo en Madrid
efe
El comité organizador de los Premios Max de las Artes Escénicas ha concedido por unanimidad el Premio Max de Honor 2014 a la bailarina y maestra de la danza María de Ávila , fallecida el pasado 27 de febrero, por ser una figura clave ... en la historia de la danza.
El comité de los premios, que organiza la Fundación SGAE , decidió a comienzos de este año, antes del fallecimiento de la artista, la concesión del galardón, que coincide con el Día de la Danza y con el 60 aniversario de la apertura del Estudio de Danza María de Ávila, en la ciudad de Zaragoza, donde residía.
El galardón será recogido por su hija, Lola de Ávila, que ha seguido sus pasos y se ocupa del estudio de danza , en la ceremonia de entrega de la XVII edición de los premios, que se celebrará el próximo 26 de mayo en el Teatro Circo Price de Madrid .
María de Ávila, cuyo nombre era María Dolores Gómez de Ávila, abrió una escuela de danza clásica en 1954 por la que pasaron grandes bailarines, como Víctor Ullate, Carmen Roche, Ana Laguna, María Jesús Guerrero, Arantxa Argüelles, Amaya Iglesias o Trinidad Sevillano.
La bailarina comenzó sus estudios de danza clásica y española a los diez años con la profesora y coreógrafa del Liceo de Barcelona Pauleta Pamiés, una ciudad en la que tuvo también como maestros a Alexander Goudinov, Antonio Bautista y Antonio Alcaraz. Entró a formar parte del Ballet del Liceo, en el que fue «prima ballerina assoluta», con Joan Magriñá de compañero habitual, protagonizando piezas como «El amor brujo» (1939), junto a Vicente Escudero.
Posteriormente, fue bailarina estrella de la Compañía Española de Ballets y de Los Ballets de Barcelona y profesora de danza en el Instituto del Teatro de la Diputación de Barcelona, aunque nunca interpretó sus montajes en el extranjero.
Después de rechazar un contrato para ir a Estados Unidos con los Ballets Rusos de Montecarlo en calidad de figura estelar, se casó con el ingeniero zaragozano José María García-Gil, y su última gira, cuando su hija tenía ya un año, la hizo con los Ballets de Barcelona, antes de colgar las zapatillas y dedicarse a la docencia. Fue fundadora del Ballet Clásico de Zaragoza y del Joven Ballet María de Ávila y desempeñó la dirección del Ballet Nacional de España y del Ballet Nacional de España-Clásico.
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