La Navidad del escritor Javier Reverte: «Viajar, leer, escribir, beber y amar»
El viajero ha pasado muchas Nochebuenas fuera de casa. Este año las disfruta con su mujer, hijos y nietos. Con sencillez
Javier Reverte (Madrid, 1944) reconoce que la Navidad le produce «melancolía», porque le recuerda a mucha gente que ya no está. «Es una fiesta que está bien para los niños. Lo que más me gustaba de pequeño era que no había colegio». Aún así, es un día en que se reúne con sus seres queridos. Suele comer con su mujer, sus dos hijos, la esposa del segundo y sus dos nietos. Sus preferencias culinarias pasan por «un buen pescado al horno» para la cena de Nochebuena, y un «un roastbeef» preparado por él mismo para el día de Navidad. A su mujer le encanta preparar un foie fresco con una receta que le enseñó una francesa y que «le sale muy bien».
Reverte es un apasionado de la escritura y de los viajes, especialmente a África . «El sueño de África», «Colinas que arden, lagos de fuego» o «Corazón de Ulises» son algunos de los títulos con los que este periodista, que además ha sido corresponsal en Londres , París y Lisboa, cuenta sus vivencias en distintos lugares del mundo.
Como cabe presuponer en una persona que ama viajar, ha vivido las Navidades lejos de casa «muchas veces», pero siempre junto a su familia más próxima. «Cuando mis hijos crecieron y antes de que se emparejaran y tuvieran hijos, nos íbamos mi mujer y yo con los dos a alguna ciudad del extranjero, entre el día 23 y el 30», comenta. Algunas de las capitales en que ha celebrado las Pascuas son París, Nueva York, Roma, Venecia… Pero hay algo que recuerda especialmente de unas Navidades fuera de casa: «el frío helador de Nueva York ».
De este año que está a punto de culminar, afirma que «no ha sido el mejor», pero se queda con la satisfacción de haber terminado algún libro y haber hecho «unos buenos viajes». ¿Lo mejor? «El haber vivido durante tres meses en la maravillosa Roma ».
Los regalos no son algo que le preocupe especialmente. No se rompe la cabeza pensando qué comprarle a tal o cual para que le guste. Opta por la solución más sencilla: «Nunca sorprendo, pregunto directamente a la persona qué quiere que le regale o doy dinero». «Es mejor así». Quizás esta costumbre de regalar algo que se pida se deba a que de pequeño recibía siempre los mismos obsequios. «Mi madre, cuando no sabía qué regalar, nos regalaba bufandas a mis hermanos y a mí. Tengo bufandas para toda lo que me queda de vida», bromea.
Javier Reverte celebra la Navidad de una manera sencilla. A pesar de su dilatada trayectoria y de sus innumerables viajes, prefiere una velada tranquila junto a sus familiares. Y es que su filosofía de vida se resume en los propósitos que se marca para el año que pronto empieza: «viajar, leer, escribir, beber y amar… lo de siempre».
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