Me aburren

Como todo el mundo sabe, nuestro monumento incomparable fue primero basílica cristiana, luego —tras la destrucción casi total de la primera y la creación de casi todo lo que ahora vemos— mezquita musulmana durante cinco siglos y más tarde —tras la conservación de la mayoría de la mezquita— catedral cristiana, lo que supone unos 778 años desde 1236 hasta ahora. Pero para estas mentes fundamentalistas sólo cuenta lo de enmedio, básicamente porque no pudo ser utilizada por los cristianos, que es lo que a ellos les mola. Qué aburrimiento, Señor…

Ustedes, con razón, me dirían que soy gilipollas si dijera continuamente que «La Gioconda» de Leonardo se exhibe en el Palacio Real de París. Me corregirían diciéndome que el cuadro que cito está en el Museo del Louvre. Es cierto, pero es que dicho museo, antes de serlo, fue Palacio Real, «Palais Royal» como dice aún el nombre de una estación de metro. Pero lleva tiempo suficiente haciendo de museo como para que yo venga ahora con esas. Pues lo mismo pasa con la Catedral de Córdoba: fue mezquita, sí, nadie lo duda, pero hace casi ocho siglos que dejó de serlo.

Estoy seguro de que toda esa panda de aburridos —numerosa, por lo que veo— no movería un dedo por la Catedral de Córdoba si en vez de haber sido Mezquita hubiera sido templo romano, sinagoga judía o pagoda budista. En fin, que Dios me dé paciencia.