Una certeza frente a varias incógnitas
A lo largo del proceso más de una prueba inculpatoria ha quedado sin demostrar, si bien ha habido unanimidad sobre la más concluyente, la naturaleza humana de los huesos
Una certeza frente a varias incógnitas
«¿Puede determinar cuáles fueron las causas de la muerte de los menores?». Es la pregunta que ha planteado hasta la saciedad y a casi todos los testigos el abogado de José Bretón, José María Sánchez de Puerta, durante el juicio a su cliente, procesado ... por el presunto asesinato de sus hijos el 8 de octubre de 2011. La respuesta ha sido siempre la misma: «No, es imposible determinar el mecanismo del deceso». Pero existen unos restos óseos que fueron encontrados en la hoguera que el acusado hizo en su finca de Las Quemadillas el día de autos. Unos huesos sobre los que ha habido unanimidad en los peritajes realizados en cuanto a su naturaleza humana y que, además, pertenecen a dos individuos de 2 y 6 años, las mismas edades de los vástagos del encausado. Constituyen un argumento concluyente y resultan más que suficientes para sustentar un fallo condenatorio.
No obstante, a lo largo de la vista, muchos de los indicios que el juez instructor, José Luis Rodríguez Lainz, equiparó a pruebas de cargo, han quedado en entredicho.
A ellos se agarrará, sin duda, la defensa para sembrar la duda entre los miembros del jurado que tienen en sus manos la llave de la libertad de Bretón.
Informe de las cámaras
El informe elaborado por el astrofotógrafo de la Universidad de Valencia Vicent Peris sobre las imágenes que grabaron los movimientos del acusado el día de la desaparición no ha podido dilucidar si los menores iban en el coche de su padre la tarde de autos a su llegada a la Ciudad de los Niños.
Así se puso de manifiesto en la sesión en la que compareció el experto. Dicho análisis se elaboró estudiando las grabaciones que captaron al procesado en el recorrido que hizo desde las 13.30 horas hasta las 17.56, cuando su Opel Zafira fue registrado a su paso por Escultor Conde Zamora por un dispositivo de la citada zona de ocio infantil. La pericial concluye «al 98 por ciento» que los pequeños no iban en el turismo según diversas reconstrucciones realizadas por la Policía después. Sin embargo, la defensa de Bretón evidenció que dicho informe no se elaboró con el preceptivo rigor científico.
Las condiciones de luminosidad no son las mismas en las imágenes del 8 de octubre y las correspondientes a las distintas reconstrucciones policiales, ya que se realizaron a horas distintas. Es más, Sánchez de Puerta enseñó al tribunal las grabaciones para demostrar que las recreaciones no respetaron tampoco la velocidad real a la que circuló Bretón a su paso por Escultor Conde Zamora. Conclusión: No se puede saber con certeza si los pequeños llegaron o no al Parque Cruz Conde, donde el acusado dice que los perdió.
Movimientos clave
Tanto la Fiscalía como la acusación particular siempre han mantenido que, horas antes del suceso, el procesado se desplazó a la parcela a ultimar la escena del crimen, basándose en una llamada que realizó a su exesposa, Ruth Ortiz, a las 10.57. Los informes apuntan que la antena que dio cobertura a esa comunicación fue la ubicada en el Hospital Militar, cuando lo lógico es que hubiese sido captada por la del Góngora, que se encuentra más próxima a la casa de su hermana, donde Bretón dice que estuvo hasta el mediodía.
Sin embargo, los expertos que asistieron a la vista apuntaron que es posible que la antena del Hospital Militar recibiese la señal del iPhone estando el procesado donde reside su hermana. Si una antena estaba saturada, se pudo derivar la señal al otro repetidor, que se encuentra a tan sólo un kilómetro.
La cadena de custodia
Es la principal baza que servirá a Sánchez de Puerta en el caso de que su cliente sea condenado. Pese a que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ya se pronunció al respecto, eliminando cualquier duda sobre el quebranto de la cadena de custodia de los huesos, ha habido durante el juicio varios testimonios que despiertan suspicacias al respecto. Una de las muestras, la número ocho, desapareció. Las acusaciones argumentan que se debió a que fue sometida a un análisis para determinar el uso de acelerantes y, por su estado de deterioro, se fragmentó hasta quedar en nada. Pero algunos peritos han puesto de manifiesto que no puede haberse esfumado.
Tampoco ha quedado claro cómo se guardaron los restos (una compareciente dijo que los vio sobre un mueble y no en un armario bajo llave). La defensa mantiene —y mantendrá ante el TSJA y el Supremo si pierde el caso— que las muestras que se recogieron no son las mismas que las que después se analizaron.
Testimonio de Lamas
Pero si hubo una declaración que sembró la incertidumbre respecto a los fragmentos óseos fue la de la perito policial Josefina Lamas, que elaboró el primer informe sobre los restos (dijo que eran de animales, si bien después rectificó). Ante la sala y con un «cotilleo», dejó a los presentes estupefactos. «Sí, es cierto que en la comisaría de Canillas [Madrid] se oyó que los huesos se fueron de copas», aseguró Lamas, a preguntas de la defensa, indicando que fue «un rumor bastante extendido» que a Etxeberria le mostraron los restos, sin autorización judicial, «en un bar entre el 26 de julio y el 2 de agosto [el análisis del experto es del día 14 con el preceptivo permiso judicial]», aseguró la perito.
De la hoguera también habló y aseguró primero que fue «manipulada», cuando todos los agentes que han declarado aseguraron que nadie la tocó. El juez le pidió si con el término manipular trataba de denotar una intencionalidad. Lamas indicó que «fue removida por los agentes y eso provocó que las llamas se reavivasen».
A la oleada de críticas que ha suscitado su papel se sumó también la del Sindicato Unificado de Policía (SUP) de Córdoba. El viernes afeó en declaraciones a ABC la conducta de esta perito por «desacreditar» la labor policial. Sin embargo, SUP-Córdoba emitió ayer un comunicado en el que se desdijo de sus reproches iniciales y declinó enjuiciar a Lamas.
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