Starship, el cohete con el que Elon Musk quiere ir a Marte, acaba explotando de nuevo

El lanzamiento empezaba puntual y sin problemas: todos los motores Raptor de Super Heavy se encendieron y alzaron al gigante hasta los cien kilómetros de altura. En ese momento, a los dos minutos del despegue, ambas etapas se separaron tal y como estaba previsto. Las imágenes mostraron después cómo Super Heavy volvía a la plataforma y era capturado al aire con la plataforma a modo de palillos, a pesar de que uno de los trece motores que debía encenderse durante las maniobras no lo hizo.

Mientras, Ship seguía su camino. Cuando alcanzaba algo más de 140 kilómetros de altura y tenía que encender sus seis motores para continuar su viaje alrededor de la Tierra, tan solo dos se activaron, lo que provocó que la etapa acabara girando de forma errática en el espacio, tal y como se pudo ver en la retransmisión en directo. Una vez más, el sistema de autodestrucción -que se tiene que activar en el caso de que la prueba vaya mal- se accionó tarde, lo que provocó que el cohete cayera hacia la Tierra de forma descontrolada. Minutos después, y ya fuera de retransmisión, el cohete explotaba ante los ojos de muchos curiosos y aficionados que conseguían grabar el momento desde lugares cercanos a las instalaciones de lanzamiento y lo compartían en redes sociales.

Todo apunta a que el tráfico aéreo se ha visto afectado y es posible que algunos trozos cayeran fuera del espacio aéreo restringido previsto para la prueba, como ya pasó en el anterior test.

Han sido tiempos complicados para los cohetes de SpaceX desde que comenzara el año: aunque Super Heavy fue recuperado con éxito, durante la séptima prueba de Starship, la etapa superior Ship acabó en llamas sobre el cielo de las islas Turcas y Caicos (un archipiélago en el Océano Atlántico dependiente de Reino Unido), paralizando incluso el tráfico aéreo. Un informe posterior señaló que la etapa superior se sometió a presiones más altas de lo esperado, lo que resultó en dos fugas en los propulsores que, a su vez, provocaron varios incendios. Esto activó el sistema de autodestrucción del cohete.

«El análisis posterior al vuelo indica que el sistema de seguridad se activó de forma autónoma y que la desintegración se produjo dentro de las expectativas del sistema de terminación de vuelo», indicaron en un comunicado desde SpaceX. «Si bien un final temprano de la prueba de vuelo nunca es un resultado deseado, las medidas implementadas antes del lanzamiento demostraron su capacidad para mantener la seguridad del público».

No ha sido el único fallo: en el último lanzamiento de la compañía que ha tenido lugar este mismo lunes, el cohete Falcon 9 con el que se enviaron exitosamente varios satélites de la constelación Starlink acabó en llamas al aterrizar sobre la base marítima a la que llegó después de su viaje espacial. «Tras el aterrizaje exitoso, un incendio fuera de lo normal en el extremo posterior del cohete dañó una de las patas de aterrizaje del propulsor, lo que provocó que se volcara», escribió SpaceX en una descripción de la misión. «Si bien es decepcionante perder un cohete después de una misión exitosa, el equipo utilizará los datos para hacer que el Falcon sea aún más confiable en el ascenso y el aterrizaje», indicaron desde la compañía.

Y finalmente se dio el lunes la cancelación del primer intento de la octava prueba de Starship, que se abortó a pocos segundos antes del lanzamiento debido a un problema con los propulsores. Todos estos contratiempos sumados a la prueba de este jueves en la que no se consiguió ningún hito diferente a la anterior ponen en ciertos apuros a SpaceX, que seguramente tenga además que enfrentarse a una investigación por la caída de restos fuera del espacio aéreo restringido.

El objetivo de Starship es transportar a las próximas tripulaciones de la NASA que pisarán de nuevo la Luna para prepararse de cara al viaje a Marte. Al menos esa era la idea hasta hace poco, ya que Elon Musk, ahora reconvertido en el mejor amigo del presidente de EE.UU. Donald Trump, ha afirmado que SpaceX podría 'saltarse' el paso de regresar a nuestro satélite: «Vamos directamente a Marte. La Luna es una distracción», afirmó en un mensaje a través de su red social X.

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Aunque aún no se ha hablado del tema de forma oficial en el Senado, durante su discurso inaugural, Trump dijo que durante su mandato se centrará en «plantar las barras y estrellas en el planeta Marte», si bien incluso las previsiones más halagüeñas no ven posible el vuelo al Planeta Rojo antes de fin de la próxima década o la siguiente, ya que aún es necesario salvar escollos como la radiación cósmica que podría afectar a la salud de los astronautas o la creación de tecnología que en este momento no existe (desde naves tripuladas que americen suavemente en nuestro vecino a los problemas que puede suponer un viaje de, al menos, dos años).