Rebeldes con clorofila: las malas hierbas de la acera

ciencia cotidiana

Son un recordatorio de que la vida encuentra un camino incluso en los lugares más inhóspitos, y que la belleza puede brotar en los rincones más inesperados

¿A qué se debe la nube blanca que forman algunos extintores cuando se usan?

Las malas hierbas de la acera son mucho más que malas hierbas archivo

En el asfalto gris de las urbes, entre el bullicio de coches y peatones, se libra una batalla silenciosa pero constante: la guerrilla botánica. Protagonizada por un ejército de plantas rebeldes, las malas hierbas, estas tenaces guerreras de la naturaleza desafían las leyes de ... la jardinería y se alzan con orgullo en las grietas del hormigón

Las malas hierbas asoman entre las baldosas de la acera y por las alcantarillas. A menudo vistas como intrusas molestas que afean el paisaje urbano, estas plantas tenaces esconden un mundo fascinante lleno de historias, curiosidades y, en algunos casos, incluso utilidades.

Un ejército de supervivientes

Las malas hierbas son como pequeños guerreros de la naturaleza. Poseen una increíble capacidad de adaptación, colonizando los rincones más inhóspitos de la ciudad. Soportan la sequía, la contaminación y el pisoteo constante de los peatones, demostrando una resistencia envidiable.

Para sobrevivir en el hostil entorno urbano, las malas hierbas han desarrollado un arsenal de estrategias. Algunas, como el diente de león, poseen semillas provistas de un paracaídas natural que les permite viajar largas distancias en busca de un nuevo hogar. Otras, como la hierba cana, tienen raíces profundas que les permiten acceder a la humedad del subsuelo. Y no faltan las que, como la verbena, desprenden un aroma intenso que ahuyenta a sus competidores.

Más que simples intrusas

A pesar de su mala fama, las malas hierbas no son solo intrusas molestas. Algunas de ellas, como el llantén mayor, tienen propiedades medicinales y se han utilizado tradicionalmente para tratar heridas, aliviar picaduras de insectos o calmar la tos. Otras, como la ortiga, pueden ser un ingrediente delicioso en ensaladas o sopas, si se saben preparar adecuadamente.

Las malas hierbas también están ligadas a un sinfín de historias y leyendas. Se dice que la hierba gatera atrae a los gatos por su aroma irresistible, mientras que la madreselva simboliza el amor eterno. Incluso algunas culturas las consideran plantas sagradas con poderes curativos o protectores.

En medio del asfalto y el cemento, las malas hierbas nos recuerdan la presencia constante de la naturaleza. Son un recordatorio de que la vida encuentra un camino incluso en los lugares más inhóspitos, y que la belleza puede brotar en los rincones más inesperados.

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