¿Por qué el papel higiénico es blanco?

Disponemos de una carta del filósofo Séneca al procurador romano Lucilio en el que relata el suicidio de un gladiador romano que se introdujo un tersorium en su garganta para no tener que salir a la arena a luchar.

Parece ser que el papel higiénico es un invento chino y que ya se usaba en el siglo II de nuestra era. Por aquel entonces se utilizaba papel de cáñamo, como el encontrado en la tumba del emperador Wu Di, ya que este tipo de soporte era excluido para la escritura por ser demasiado tosco y áspero.

La producción en masa del papel higiénico chino llegó mucho tiempo después, fue en 1393 y estaba elaborado a base de arroz. De esta forma se adelantó en casi cinco siglos a la generalización del uso del papel higiénico en el mundo occidental.

No fue hasta 1857 cuando Joseph Gayetty presentó el moderno papel higiénico, llamado a sustituir al papel de periódico o las mazorcas de maíz que era lo que utilizaban los estadounidenses por aquel entonces.

Ahora bien, desde su nacimiento hasta nuestros días este invento ha sufrido diferentes variaciones, una de ellas es su coloración. Durante la década de los cincuenta y sesenta del siglo pasado se podía adquirir de diferentes colores, y la preferencia estaba en sintonía con el papel que recubría las paredes del cuarto de baño.

Si nos fijamos ahora en la producción del papel higiénico, hay dos procesos básicos y perfectamente definidos: la fabricación en bruto y su conversión en el producto final que terminamos adquiriendo en las tiendas.

El papel en bruto comienza en una pulpa de celulosa, igual que en cualquier otro tipo de papel, procedente de la madera de los árboles, principalmente pinos –por su precio y calidad- y eucaliptos –barata y resistente-.

A continuación, las marcas comerciales blanquean la pulpa de madera con peróxido de hidrógeno o cloro para hacerla más blanca y más estética. En este segundo proceso se elimina la lignina, un polímero de madera que actúa a modo de pegamento y que da rigidez a los árboles, y que habitualmente es de color marronáceo.

Al eliminar este polímero se produce un blanqueamiento del papel, el cual, además, aumenta la suavidad de la textura y prolonga su vida media. Además, el papel higiénico de color blanco es mucho más barato que si fuese de color.

Otra razón por la que el papel higiénico sea blanco y no de otras tonalidades es porque la percepción de limpieza que tenemos es muy superior. Imaginemos por un momento que acudimos al baño de nuestro lugar de trabajo y que el papel higiénico fuese de coloración amarillenta o marronácea, seguramente no lo usaríamos con la misma serenidad.

Para aumentar la suavidad del papel higiénico los fabricantes incluyen en sus productos una microarruga –Crepado- cuya finalidad es incrementar la superficie específica del papel y abrir las fibras. De esta forma se consigue una mayor capacidad de absorción y una mayor flexibilidad en comparación con el papel sin microarrugas.

A pesar de que el uso del papel higiénico parece estar muy extendido, se calcula que casi cuatro mil millones de personas no utilizan papel de baño en su aseo diario. Así, por ejemplo, en India, Pakistán, Afganistán, Bangladesh o Irán no hay papel higiénico, ya que resulta muy difícil de adquirir. En estos lugares los ciudadanos realizan su lavado del tafanario con agua y jabón.

Un caso especialmente singular, en relación con el papel higiénico, tuvo lugar hace algunos años en Turquía, cuando la Dirección de Asuntos Religiosos recomendó prohibir su uso puesto que el islam dicta que para que una oración sea legítima el cuerpo, las ropas y el lugar de la oración deben estar libres de elementos «impuros».