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Así nació WASP-121b, el planeta donde llueven zafiros y rubíes

Un nuevo estudio revela cómo este mundo infernal pudo llegar a estar tan cerca de su estrella. Sus condiciones extremas son para los científicos un laboratorio de incalculable valor

WASP-121b, un mundo infernal de color asfalto

La ilustración muestra cómo WASP-121b acumuló la mayor parte de su gas tras haber despejado su órbita de guijarros sólidos, que almacenaban agua en forma de hielo T. Müller (MPIA/HdA)
José Manuel Nieves

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Descubierto en 2015, los astrónomos llevan ya diez años estudiando sin pausa este extraordinario exoplaneta. Y no es para menos. WASP-121b, también conocido como 'Tylos', es uno de los mundos más extremos con los que nos hemos topado hasta ahora, un laboratorio insustituible ... en el que estudiar fenómenos con los que ni siquiera podríamos soñar aquí, en la Tierra. Casi dos veces mayor que Júpiter, este planeta, a 900 años luz de nosotros, está tan cerca de su sol que apenas tarda unas 30 horas en orbitarlo. En el lado que siempre mira a la estrella, la temperatura roza los 3.000 grados, los vientos soplan a unos increíbles 70.000 km/h, y, por encima de ellos, se condensan nubes metálicas. Algunas investigaciones, incluso, apuntan a la intrigante posibilidad de que en su cara nocturna se produzcan lluvias de gemas líquidas, como zafiros y rubíes. WASP-121b, además, es, por ahora, el único exoplaneta, además del nuestro, en el que se ha descubierto una estratosfera.

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