Huida hacia el norte: así escaparon de la extinción los antepasados del hombre hace 900.000 años

El episodio fue tan grave que en aquellos momentos, en plena transición entre el Pleistoceno temprano y medio, la población de nuestros ancestros sufrió un colapso durante el cual la futura existencia de Homo sapiens llegó a depender exclusivamente de 1.280 individuos reproductores.

Una situación dramática que, para colmo, duró cerca de 117.000 años, un auténtico e interminable 'cuello de botella' durante el que llegó a perderse hasta el 98,7% de nuestra población ancestral. Aquel descenso drástico de población coincidió con severos cambios climáticos y un prolongado periodo de sequía.

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José Manuel Nieves

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Desde la publicación de aquel artículo, estos hallazgos han suscitado más preguntas que respuestas. ¿Dónde vivieron estos individuos? ¿Cómo superaron los catastróficos cambios climáticos? Pero sobre todo ¿Cómo pudo una población tan pequeña sobrevivir tanto tiempo en unas condiciones tan difíciles?

Por si fuera poco, otro estudio también publicado en 'Science' en 2023, (apenas unas semanas antes que el citado más arriba) sugería igualmente, basándose esta vez en el escaso número de asentamientos encontrados, otro cuello de botella en la población humana primitiva anterior, hace 1,1 millones de años. Es decir, que en un plazo de apenas 200.000 años, el linaje humano habría estado a punto de desaparecer dos veces en dos episodios que casi lo llevaron a la extinción.

Ahora, un nuevo estudio publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' y llevado a cabo por Giovanni Muttoni, de la Universidad de Milán, y Dennis Kent, de la Universidad de Columbia, sugiere que los dos eventos son, en realidad, uno solo, ya que la datación de los yacimientos más antiguos, los de hace 1,1 millones de años, fue 'cuestionable'.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores volvieron primero a estudiar los registros de lugares de asentamiento de homínidos tempranos en Eurasia, y encontraron un grupo de sitios que datan de manera confiable de hace 900.000 años. Lo cual descartó la datación más antigua que fue usada como prueba de un cuello de botella anterior. El trabajo de campo se realizó en Ceprano, Monte Poggiolo y otros sitios de homínidos en Italia y en varios lugares de la región de los Balcanes (por ejemplo, Kozarnika en Bulgaria o Kostolac en Serbia).

Para Muttoni y Kent, la clave de la supervivencia de nuestros lejanos ancestros pudo ser una huida hacia el norte, es decir, hacia Asia y el continente europeo. Los datos genómicos y la datación de los yacimientos de los homínidos, de hecho, sugieren que el cuello de botella y la migración fueron simultáneos. Los investigadores, pues, vieron una fuerte correlación entre el deterioro de las condiciones ambientales en África, la reducción crítica de la población humana revelada por el estudio de 2023 y la datación de hábitats prehistóricos en Eurasia.

Los datos genómicos y la datación de los yacimientos de los homínidos sugieren en conjunto que el cuello de botella y la migración fueron simultáneos. Durante la transición del Pleistoceno medio, en efecto, los niveles globales de los océanos descendieron y África y Asia se secaron, con grandes zonas de aridez. «Debido a la cantidad de agua almacenada en forma de capas de hielo en los continentes, el nivel del mar era unos 100 metros más bajo que el actual. Esto abrió nuevos puentes terrestres y pasajes que permitieron la migración masiva de fauna desde África, incluidos los homínidos», explica Kent a este periódico.

Los homínidos que vivían en África se habrían enfrentado a condiciones horribles, sin comida ni agua suficiente para sobrevivir. Afortunadamente, con la caída del nivel del mar, las rutas terrestres hacia Eurasia quedaron abiertas y proporcionaron una vía de escape a los escasos supervivientes, que no tuvieron otra opción que migrar a otros territorios para evitar la extinción.

«Los primeros inmigrantes debieron haber encontrado condiciones más frías que en sus lugares de origen en África, pero los homínidos evidentemente sobrevivieron y probablemente fueron favorecidos por un clima más suave en el subsiguiente interglaciar, quizás no muy diferente al clima actual», añade el investigador.

Por supuesto, señalan los autores, esto no significa que no hubiera habido migraciones anteriores de humanos fuera de África. De hecho, a lo largo del tiempo se sucedieron, que sepamos, varias salidas; las primeras migraciones probablemente tuvieron lugar hace entre 2,5 y 2 millones de años. Las últimas, las de Homo sapiens, tuvieron lugar hace tan sólo unos 60.000 años.

Como dice Kent, este episodio de la humanidad nos muestra que «somos adaptables y podemos ampliar nuestra gama (de supervivencia) incluso en condiciones aparentemente inhóspitas».