Solo quedaron 1.200: La casi extinción de nuestros primeros ancestros estuvo a punto de condenar a nuestra especie a no existir

Hace alrededor de un millón de años, los antepasados directos de Homo sapiens prácticamente se extinguieron. Si lo hubieran hecho, nuestra especie nunca se habría desarrollado

Cuando en el mundo solo había un hombre para 17 mujeres

Fórmula central del nuevo método de inferencia que hizo posible el impactante descubrimiento. En la ilustración, los ancestros humanos se unen para sobrevivir durante un periodo de más de 100.000 años Shanghai Institute of Nutrition and Health, CASTema

Hace entre 813.000 y 930.000 años, los antepasados directos de nuestra especie redujeron de tal forma su número que prácticamente se extinguieron. Lo cual habría supuesto que Homo sapiens, nosotros, nunca habríamos llegado a existir y los humanos actuales, de haberlos, serían ... hoy muy diferentes de lo que son.

El episodio fue tan grave que en aquellos momentos, en plena transición entre el Pleistoceno temprano y medio, la población de nuestros ancestros sufrió un colapso durante el cual la futura existencia de Homo sapiens llegó a depender exclusivamente de 1.280 individuos reproductores.

Una situación dramática que, además, se prolongó durante 117.000 años, un auténtico e interminable 'cuello de botella' durante el que, según explica en 'Science' un equipo internacional de investigadores, dirigido por Wangjie Hu, de la Academia China de Ciencias, llegó a perderse hasta el 98,7% de nuestra población ancestral. Aquel descenso drástico de población coincidió con severos cambios climáticos y un prolongado periodo de sequía.

Una brecha en el registro fósil

Desde hace tiempo, los científicos conocían la existencia de una inexplicable brecha en el registro fósil de África y Eurasia de hace alrededor de un millón de años. Un desconcertante 'vacío' de fósiles que dura alrededor de 120.000 años y durante el cual apenas si se han recuperado restos humanos. Junto con sus colegas de Italia y Estados Unidos, Wu ha conseguido ahora, por primera vez, explicar ese vacío.

Para ello, los investigadores utilizaron un novedoso método llamado FitCoal (proceso coalescente rápido de tiempo infinitesimal), mediante el cual, y utilizando secuencias genómicas humanas modernas de 3.154 individuos (10 de ellos de poblaciones africanas y 40 de no africanas), es posible analizar las divergencias que existen entre distintos linajes de genes y utilizar esos datos para estimar el tamaño de poblaciones pasadas.

De este modo, los resultados dejaban claro que en aquél periodo, hace entre 813.000 y 930.000 años, los primeros ancestros humanos experimentaron una pérdida extrema de vidas, casi hasta el punto de la extinción, con la consecuente pérdida de diversidad genética.

«La brecha entre los registros fósiles africanos y euroasiáticos -explica Giorgio Manzi, antropólogo de la Universidad Sapienza de Roma y coautor del estudio- puede explicarse cronológicamente por este cuello de botella en la Edad de Piedra Temprana, y coincide con este período de pérdida significativa de evidencia fósil».

Las razones que probablemente llevaron a esta drástica disminución de la población ancestral humana son principalmente climáticas: los eventos de glaciación en esta época causaron grandes cambios en las temperaturas, sequías severas y la pérdida de otras especies, potencialmente utilizadas como fuente de alimento por nuestros lejanos antepasados.

Pérdida de diversidad genética

Los investigadores, además, han estimado que hasta el 65,85% de la diversidad genética actual puede haberse perdido debido a este cuello de botella. El período prolongado de un número mínimo de individuos reproductores (1.280 durante 117.000 años) amenazó sin duda a la humanidad tal como la conocemos hoy.

Sin embargo, ese mismo cuello de botella parece haber contribuido a un evento de especiación en el que dos cromosomas ancestrales convergieron para formar lo que actualmente se conoce como cromosoma 2 en los humanos modernos. Se da la circunstancia de que el 'cuello de botella' coincidió con la época en la que muchos investigadores creen que vivió el último ancestro común entre denisovanos, neandertales y Homo sapiens moderno (del que aún no se han encontrado fósiles), por lo que la información recabada por Wu y sus colegas podría llevar, por fin, al descubrimiento de ese misterioso antepasado común. Tal extremo, sin embargo, debe aún probarse con fósiles humanos y evidencia arqueológica, algo que todavía no ha sucedido.

Una respuesta, cien preguntas

La drástica reducción de población hace entre 930.000 y 813.000 años, por tanto, resuelve una cuestión pero suscita nuevas preguntas: ¿Cómo pudo una población tan pequeña sobrevivir tanto tiempo en unas condiciones tan difíciles y peligrosas? En palabras de Yi-Hsuan Pan, uno de los autores principales del artículo, «nuestro hallazgo abre un nuevo campo en la evolución humana porque evoca muchas preguntas, como los lugares donde vivieron estos individuos, cómo superaron los catastróficos cambios climáticos y si la selección natural durante el cuello de botella pudo acelerar la evolución del cerebro humano».

«Estos hallazgos -afirma por su parte LI Haipeng, otro de los autores principales- son sólo el principio. Con este conocimiento, los objetivos futuros apuntan a pintar una imagen más completa de la evolución humana durante este período de transición del Pleistoceno temprano al medio, que a su vez continuará desentrañando el misterio de la ascendencia humana temprana y su evolución».

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios