Vuelven a encontrar, después de 70 años, el 'yacimiento perdido' que podría explicar la Gran Muerte, la mayor extinción de la Tierra
Tras su hallazgo en 1951, nadie había conseguido volver a localizar el espectacular 'tesoro de fósiles' de Cerro Chato, en Brasil
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En 1951, un equipo de investigadores que cartografiaban la zona descubrió en una remota región de Brasil un excepcional yacimiento de fósiles del Pérmico . Según informaron entonces, las condiciones geológicas únicas del lugar habían permitido que allí se preservaran auténticos tesoros de incalculable valor ... científico. El yacimiento, dijeron, tenía el potencial de aclarar lo que sucedió durante uno de los mayores eventos de extinción en la historia de la Tierra. Al final del Pérmico, en efecto, hace unos 250 millones de años, desaparecieron de la faz del planeta más del 80% de las especies marinas y el 70% de las terrestres sin que nadie haya podido aún determinar la causa. Las hipótesis van desde el impacto de un meteorito a un episodio de vulcanismo extremo o la súbita liberación de gases de efecto invernadero del fondo marino, pero la cuestión sigue abierta.
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Emocionados por su hallazgo, los investigadores regresaron a sus laboratorios para preparar una gran expedición científica. Pero nunca más consiguieron encontrar el mágico lugar. Sin la tecnología actual, sin GPS ni ubicaciones por satélite, sencillamente no pudieron registrar las coordenadas precisas del sitio, y cuando intentaron regresar al tesoro oculto del Pérmico no pudieron encontrarlo. Después de varios intentos fallidos de volver sobre sus pasos, el equipo abandonó la búsqueda y declaró perdido el yacimiento.
Redescubrir el tesoro
Pero en 2019, después de más de setenta años, un equipo de investigadores brasileños tuvo éxito donde ellos fracasaron y consiguió 'redescubrir' el tesoro extraviado. Y ahora están empezando a recoger los frutos. El lugar, conocido como Cerro Chato, se encuentra cerca de la frontera de Brasil con Uruguay, en el estado sureño de Rio Grande do Sul. Y resulta que allí, al final del periodo Pérmico (entre hace 299 y 251 millones de años), las condiciones eran ideales para atrapar y conservar organismos muertos. Como resultado, múltiples capas rocosas de Cerro Chato están, literalmente, repletas de delicados fósiles milagrosamente bien conservados, incluído un gran número de plantas, que al no tener partes duras suelen fosilizar mucho peor que los animales.
"Este sitio -explica Joseline Manfroi, de la Universidad do Vale do Taquari y co descubridora de los yacimientos perdidos- representa un verdadero tesoro para la paleontología mundial, especialmente para los estudios sobre la evolución florística de un período geológico único en la historia de la Tierra, el Pérmico. Durante décadas se desconocía la ubicación geográfica de este afloramiento. Se persiguió como una verdadera búsqueda del tesoro".

Hasta ahora, según explican los investigadores en un artículo publicado en 'Paleodest' , revista de la Sociedad Brasileña de Paleontología, entre el equipo original y su propio grupo se han recuperado más de cien fósiles, en su mayoría plantas, junto a algunos peces y moluscos. Pero se trata solo de la punta del iceberg.
De hecho, cuando los investigadores originales descubrieron el sitio, solo pudieron rascar la superficie de los depósitos de fósiles de Cerro Chato antes de perder el rastro de su ubicación, de modo que la inmensa mayor parte del terreno está aún por estudiar. "El área a explorar es enorme -explica la autora principal del estudio, Joseane Salau Ferraz, de la Universidad Federal de Pampa en Rio Grande do Sul-. Calculo que hasta ahora no hemos explorado ni el 30% de todo el espacio disponible”.
Las plantas fósiles de Cerro Chato podrían ayudar a los investigadores a comprender mejor el drástico cambio climático que tuvo lugar hacia el final del Pérmico , y con ello las causas del evento de extinción que, hace 250 millones de años, acabó con la mayor parte de la vida en la Tierra. "Los fósiles que estamos estudiando -dice Ferraz- son de importancia mundial, ya que son testimonios directos de los cambios ambientales que tuvieron lugar durante el Pérmico”.
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