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La Luna, ¿el nuevo salvaje Oeste?

El interés de cada vez más países por explorar nuestro satélite suscita dudas sobre quién y cómo puede apropiarse de sus terrenos y recursos. ¿El primero que llega se los queda? En la práctica sí

Judith de Jorge

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Lo que conocemos como la conquista del salvaje Oeste, convertida en un mito gracias a los famosos wésterns de mediados del siglo XX, fue en realidad una gran migración humana motivada por la necesidad, en la que los pioneros se enfrentaron a innumerables peligros desconocidos ... y recorrieron unas distancias casi imposibles para la época con el fin de aprovecharse de una tierra prometida. Alrededor de 200 años después, la Luna y otros cuerpos planetarios pueden convertirse en el destino de una nueva epopeya en busca de recursos. No hay praderas infinitas ni fértiles campos de cultivo, pero sí agua helada en la superficie de sus polos (y mucha, según ha confirmado la NASA esta misma semana), recursos minerales o helio-3, un isótopo ligero que se podría utilizar como fuente de energía de fusión. Además, nuestro satélite resultaría un laboratorio inigualable y la puerta de entrada a Marte y otros mundos. Pero si en el antiguo Oeste quien llegaba con su carromato se quedaba con la parcela (al menos, esa es la leyenda), en la Luna las cosas no están tan claras. ¿A quién pertenece? ¿Quién puede explotarla? ¿Cómo se sancionan las infracciones? Todas esas preguntas se resumen en una: ¿Quién manda ahí arriba?

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