Las hormigas construyen la Torre Eiffel una y otra vez

«Si observas a las hormigas durante 30 segundos, podrías no tener idea de que algo milagroso va a crearse en 20 minutos», afirma David Hu, profesor de ingeniería mecánica de Georgia Tech y codirector del estudio. «Sin planificación y utilizando una técnica de prueba y error, crean una estructura en forma de campana que les ayuda a sobrevivir».

Hace algunos años, los investigadores se habían percatado de que ante una riada las hormigas eran capaces de enlazar sus cuerpos para construir estructuras impermeables que permanecen a flote durante meses. En las torres, aunque la forma es distinta, hacen algo parecido. Durante la construcción, buscan un lugar vacío de la misma manera que lo haría un coche en un parking saturado. Una vez que una hormiga encuentra uno, busca apoyos para que más hormigas se suban encima y vayan en vertical.

Pero las hormigas no se colocan directamente arriba y abajo como un rascacielos. Su torre se hace más ancha a medida que crece, convirtiéndose gradualmente en la misma forma que el emblema icónico de París. El peso de la torre está soportado por una sección transversal más ancha en su base, lo que permite a las hormigas distribuir mejor su peso.

«Encontramos que las hormigas pueden soportar 750 veces su peso corporal sin lesiones, pero parecen estar más cómodas soportando tres hormigas en la espalda», explica Craig Tovey, coautor del estudio y profesor en la Escuela Stewart de Ingeniería Industrial y de Sistemas del Georgia Tech. «Si hay más de tres, ellas simplemente se dan por vencidas, rompen su soporte y se alejan».

Aunque las hormigas distribuyen uniformemente su peso como grupo, la torre está en constante movimiento, rehaciéndose una y otra vez. La columna se hunde mientras los insectos trabajan, como si el fondo fuera mantequilla derretida. El movimiento de la torre es similar a una fuente de chocolate a cámara lenta al revés.

Estas torres fueron descubiertas por casualidad. Los investigadores planeaban grabar en vídeo a los insectos haciendo construcciones durante dos horas, pero la cámara rodó durante tres. «No esperábamos ver nada interesante en esa hora extra, así que aceleramos el video a 10 veces la velocidad real», dice Tovey. «Nos sorprendió lo diferentes que aparecieron los movimientos de las hormigas».

En tiempo real, veían a las hormigas moviéndose ocupadas en la superficie de una torre aparentemente estacionaria. A alta velocidad, sin embargo, los movimientos superficiales de las hormigas aparecieron como una mancha y toda la torre se deslizaba hacia abajo. «El hundimiento de la torre era demasiado lento para verlo a velocidad real», señala Tovey.

El hundimiento fue confirmado por la videografía de rayos X. Los investigadores vieron cómo las hormigas repetían continuamente el proceso durante horas. «Las torres de las hormigas son como la piel humana», explica Hu, quien también es miembro de la Facultad de Ciencias Biológicas. «La torre está constantemente reconstruyendo y reemplazando su superficie».

Los resultados, que ahora se publican en la revista Royal Society Open Science, podrían tener implicaciones para el diseño de robots modulares, que actualmente no son muy eficaces en la construcción de torres altas. Tovey, que también es biólogo, cree que el diseño bioinspirado puede ser «una herramienta poderosa para hacer nuestro mundo más eficiente».