El cuco no era tan malo

Este pájaro es considerado un parásito advenedizo por poner sus huevos en los nidos de otras especies, pero han descubierto que también los protege frente a los depredadores

El cuco no era tan malo FOTO: Vittorio baglioni / VIDEO: uNIVERSIDAD DE OVIEDO

j. de j.

El cuco es bien conocido por poner los huevos en nido ajeno, con el propósito de que sean otros los que se tomen el trabajo de incubarlos y criarlos. En muchas ocasiones, cuando nace, el nuevo hermanito expulsa a los demás huevos o polluelos, o ... monopoliza el alimento, lo que provoca la muerte del resto por inanición. Este comportamiento le ha dado al pájaro una fama terrible: advenedizo, parásito, impostor... hasta el punto de que su nombre se utiliza para designar a las personas pícaras y taimadas. Sin embargo, la estrategia del cuco no siempre es tan nefasta, e incluso puede beneficiar a la supuesta víctima, según describe en la revista Science un equipo internacional liderado por científicos de la Universidad de Oviedo, en colaboración con el CSIC, y la Universidad de Valladolid.

Muchas especies de aves han desarrollado estrategias de defensa contra el cuco, como la capacidad de reconocer y expulsar los huevos. Sin embargo, otras, como es el caso de la corneja negra, no poseen ninguna defensa, por lo que sus nidos pueden ser parasitados con frecuencia. Esto suponía una incógnita para los científicos.

Los investigadores estudiaron y monitorizaron durante 16 años un total de 741 nidos de corneja negra (Corvus corone corone) asentados en la localidad de La Sobarriba (León), y analizaron su relación con el cuco o críalo europeo (Clamator glandarius). Soprendentemente, concluyeron que la presencia de un polluelo de cuco en el nido de las cornejas puede ser beneficiosa para estas.

Secreción tóxica

Los experimentos de campo han demostrado que los polluelos de cuco protegen el nido gracias a una secreción que contiene numerosos compuestos ácidos y tóxicos, con un olor muy desagradable que producen cuando son agredidos y que ahuyenta a los depredadores. Este mecanismo de defensa química, que se prolonga de 16 a 18 días, contribuye a la supervivencia de todos los polluelos del nido, tanto de los del cuco como los de la corneja, al mantener alejadas a aves rapaces y mamíferos.

En el caso de la corneja negra, el cuco no expulsa del nido a las crías de su hospedador, pero sí compite con ellas por el alimento que proporcionan los padres y con frecuencia puede provocar la muerte de algunos de sus polluelos. Sin embargo, al analizar los datos recabados, los investigadores han comprobado que en años con mucha presión de depredadores, los nidos parasitados llegan a producir, de media, más crías de corneja con respecto a los nidos sin parásitos, dado que sufren menos pérdidas por depredación. Además, los resultados muestran que un polluelo de cuco supone un esfuerzo menor comparado con uno de corneja, ya que es más pequeño. Como ocurre tantas veces, al final, el cuco no siempre es tan malo como parece.

El cuco no era tan malo

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