Alan Gross, el contratista de EE.UU. preso en Cuba, podría padecer cáncer

«Alan Gross tiene un problema médico que potencialmente pone en riesgo su vida, el cual no ha sido adecuadamente evaluado utilizando estándares médicos modernos», indicó el radiólogo Alan A. Cohen, en el comunicado divulgado por Genser.

El anuncio contrasta con la información facilitada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de La Habana el pasado 12 de septiembre, en la que insistía en que la salud de Gross «sigue siendo normal».

El doctor Cohen asegura que su diagnóstico se basa en el análisis de varias tomografías computarizadas y ecografías del hombro derecho de Alan Gross, donde ha habido «una masa no identificada» durante más de cinco meses.

«Se tiene que asumir que (una) masa suave de tejido en un adulto, quien ha bajado de peso de forma considerable, representa un tumor maligno, a no ser que existan pruebas de que es benigno», precisa Cohen.

Tras su última visita a La Habana en septiembre, la esposa de Gross, Judy dijo sentirse «desolada» por el deterioro de la salud de su marido, al alertar que «ha perdido 47,7 kilos, y ha desarrollado artritis degenerativa y una masa detrás de su omóplato derecho».

Judy Gross se mostró «increíblemente alterada debido a esta revisión independiente del historial médico de Alan» y criticó de nuevo «la negación de acceso a un examen médico privado a su esposo (por parte del Gobierno cubano)».

«Presidente Castro, le ruego que no deje que mi esposo muera bajo su supervisión», concluyó Judy Gross en el mismo comunicado. Alan Gross, que trabajaba para una empresa subcontratista de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid), fue encarcelado en Cuba en diciembre de 2009 por distribuir tecnología de comunicaciones a una comunidad judía. En marzo de 2011 fue juzgado en la isla y condenado a quince años de prisión bajo la acusación de realizar actividades subversivas contra el Estado cubano.

Su caso se ha convertido en un nuevo foco de tensión entre el Gobierno de La Habana y el de Washington , que insiste en la inocencia del contratista y pide su liberación a Raúl Castro.