Leo Nucci: «Hacer ópera en concierto nos libra de polémicas inútiles»

Y lo hace con cartel de lujo encabezado por una de las grandes voces de nuestro tiempo, el barítono italiano Leo Nucci. Leyenda viva del canto, especialmente aclamado en todo el mundo por sus interpretaciones de los grandes roles verdianos y del verismo, la estela de Nucci va mucho más allá. Estamos ante un artista lúcido, comprometido y sagaz. Con la autoridad suficiente para huir de las convenciones y de lo políticamente correcto.

Nucci exhibe una carrera impecable, con asombrosa trayectoria y una vitalidad vocal espectacular. En roles como Rigoletto o el de Nabucco , que hoy interpreta en La Coruña, es referencia absoluta. Comparten cartel con él Elisabete Matos, Luiz-Ottavio Faria, Alexandra Rivas o Francisco Corujo , mientras que Keri Lynn Wilson se pondrá al frente de la Sinfónica de Galicia.

Nucci atiende a ABC, aún asombrado por la gesta de Contador en la vuelta, por su bravura. Su relación con España es estrecha y sostenida en el tiempo. De hecho, en La Coruña y otras temporadas debutó hace más de tres décadas y en 2009 bisó el aria «Si, vendetta» de «Rigoletto» en el Real madrileño, en una interpretación única que le valió el premio lírico Teatro Campoamor de Oviedo al mejor cantante de ese año en nuestro país.

El artista asegura sentirse muy cómodo en la ciudad gallega, «donde siempre encuentro un ambiente de trabajo magnífico», y defiende a capa y espada el formato de la ópera en versión de concierto. Un salvavidas, además, en momentos de crisis.

«Cada vez canto más ópera en concierto. En España ya lo hice en Barcelona y en el resto de Europa en otras ciudades como Berlín donde hicimos "I due Foscari " con un éxito tremendo y otros títulos. El público pide cada vez más esta forma de ver la ópera. Nos libra de polémicas inútiles, de puestas en escena que molestan al público y que, además, tienen el hándicap de ser muy costosas. Estamos en la obligación de hacer una reflexión al respecto que nos lleve a la esencia de la ópera que reside en la música. Desde 1987 vengo cantando ópera en concierto y cada vez lo veo como una fórmula más actual».

Eso sí, el formato tiene sus dificultades para el intérprete. «Estamos obligados a conseguir que el público vea al personaje, y no al cantante. Y para ello nos faltan los aditamentos del teatro, el vestuario, el maquillaje. Debemos entrar en el papel de una forma más pura que nos lleve a la música que el compositor creó. Es una fatiga doble pero muy satisfactoria», recalca el barítono, que se encuentra muy a gusto en la piel de Nabucco.

«Adoro este personaje. Lo he debutado a los 51 años porque siempre le he tenido un respeto enorme. En este título que Verdi escribió joven está todo su concepto operístico. En lo vocal y en lo expresivo demuestra enorme madurez, que sólo estaba por llegar en la instrumentación. Pero el color de esta música la ubica como una obra maestra. A veces se dice que es una ópera para el coro, que tiene una gran labor, por supuesto, pero dejarla sólo en eso es banalizarla. Los roles de los protagonistas son muy exigentes. Amo muchísimo este título y ya lo he llevado a escena más de doscientas veces».

Pese a esa carrera continua en los grandes teatros, para Nucci no hay tregua: «Siempre es la primera vez. Llego a un teatro a estudiar con mi partitura y siempre hay nuevos descubrimientos. La música clásica, a diferencia de otros estilos, tiene una peculiaridad: en la ópera, o incluso en el ballet, somos otra cosa que meros intérpretes. Nosotros tenemos la obligación de buscar continuamente lo que el autor ha escrito. Es la música la que nos tiene que llevar a nosotros. Así nunca se caerá en el aburrimiento porque sólo desde este planteamiento llega la emoción».

La grave crisis económica golpea fuerte en países como Italia y España, Nucci se lamenta pero también exige reflexión y capacidad para buscar soluciones. «En Italia es un desastre, con teatros históricos que no pueden atender pagos. Pero cuando se mira la culpa primera, ésta reside en la política que ha usado los teatros como un mero escaparate y punto», afirma. Y añade que esto «no nos exime a los demás. Cada uno debe ver cómo puede ayudar a

que la situación mejore. En Alemania están trabajando precisamente el formato de la ópera en concierto para abaratar costes. Ya no se puede pensar en gastar dos millones de euros en hacer una ópera que, a veces, ni al público le interesa, y no nos olvidemos que la cultura debe tener como horizonte conseguir llegar a él. De lo contrario los procesos se destruyen. No se puede seguir tirando el dinero para hacer una cultura desenfocada y falsa. El que está a la cabeza de una institución debe claramente realizar este análisis».

Las grandes cifras que se manejaron en el pasado son para Nucci impensables ya. «Todos debemos meternos esto en la cabeza. Aquellos cachés y espectáculos de gran formato no se pueden mantener en la situación actual».

Pero también ve un lado positivo pues la crisis supone un freno a los excesos y consigue que quede lo esencial. «No se debe seguir con el discurso de los últimos veinte años, hay que adaptarse a la realidad del mercado y no gastar miles y miles de euros en unas telas para un vestuario que el público no puede apreciar. La mentalidad ha de cambiar. Determinadas cosas no son aceptables. Si la ópera sólo fuese un espectáculo sería demasiado cara pero tiene que ir a su verdadera razón, a la que ganó en el siglo XIX al convertirse en u n hecho cultural que trascendió las élites y que el pueblo adoptó como propia».