Russell Crowe, las peripecias del gladiador

La verdad es que, últimamente, Crowe da más juego en la vida real que en la gran pantalla, a pesar de algunos papeles lucidos como en «La sombra del poder» o «El tren de las 3:10» , aparte de sus irregulares colaboraciones con Ridley Scott. Sin ir más lejos, el año pasado echó más leña a la hoguera de Twitter cuando escribió que «La circuncisión es barbárica y estúpida. ¿Quién eres para corregir a la naturaleza? ¿Es cierto que Dios necesita que le dones tu prepucio? ». Así, haciendo amigos judíos, que en Hollywood escasean. Pero lo más recordado del neozelandés son sus frecuentes ataques de ira, como el que protagonizó en 2007 al arrojarle el teléfono a un empleado del hotel poco hábil en cuestión de telecomunicaciones . O, en 2002, la emprendió a puñetazos con el productor televisivo Malcolm Gerrie que cometió el error de no emitir íntegramente su discurso de agradecimiento en una entrega de premios.

Así, y a la espera de sus nuevos trabajos como «Los miserables» o «El hombre de acero» , casi mejor quedarse con su papel más celebrado y premiado (se llevó un merecido Oscar al mejor actor, venciendo a Tom Hanks y Javier Bardem): el del general obligado a luchar contra tigres y otras fieras en «Gladiator» (que este domingo ofrece en DVD ABC dentro su colección de cine épico) , todo un espectáculo de los de antes que Ridley Scott supo convertir en una de las películas estelares del Hollywood de los primeros compases de siglo XXI. Y eso, tratándose de un peplum , tiene mucho mérito.