Virginia López: «Un matrimonio ibérico es una negociación constante»
La escritora vallisoletana reúne en un libro diez siglos de bodas, batallas y traiciones entre españoles y portugueses
belén rodrigo
Es una de las frases más recurrentes en Portugal cuando una española va a casarse con un portugués. «De España, ni buen viento ni buen casamiento» , dice el refrán, que ahora da título al libro de la periodista Virginia López (Esfera de ... los Libros) .
Esta vallisoletana de 33 años lleva nueve años viviendo en el país vecino donde colabora con varios medios de comunicación y este es su primer libro editado por ahora en Portugal. En él resume, con mucho humor, diez siglos de bodas, batallas y traiciones entre españoles y portugueses.
-¿Cómo surge el proyecto de este libro?
-Llevo viviendo en Lisboa casi diez años y han sido muchas las veces que me han dicho el famoso refrán, «De Espanha, nem bom vento nem bom casamento». Siempre tuve curiosidad en saber de dónde venía y me puse a investigar, descubriendo muchos matrimonios ibéricos. Normalmente los reyes españoles casaban a las princesas españolas con reyes portugueses con la intención de quedarse con Portugal. Unas veces los matrimonios funcionaron y otras veces por diversas circunstancias o por la personalidad de las parejas no resultó. De ahí que haya que darles un poco la razón a los portugueses con el refrán… Pero en el libro al mismo tiempo intenta desmitificar la famosa frase ya que la culpa no era únicamente de las mujeres españolas. Por ejemplo, con Don Sancho II que se casó Dona Mécia López de Haro , el país iba fatal, a él no le gustaba gobernar y la acusaron a ella de embrujarle. De Carlota Joaquina dicen que mató a su marido, envenenado con zumo de naranja. Pero hubo casos como la reina Catarina de Austria , la abuela de Don Sebastião , que supo entender a los portugueses. Ella sí que fue ibérica. En todas las relaciones existía la rivalidad pero también hubo un sentimiento ibérico. Incluso Felipe II era ibérico, dejó siempre autonomía al reino de Portugal. Los vientos españoles a veces han sido favorables.
-¿Hay conciencia de que hubo tantos matrimonios ibéricos a lo largo de la historia?
-Yo no tenía noción de que eran tantos… Afonso Henriques ya casó a sus hijos con las infantas de España. El matrimonio de Pilar y Saramago es el más conocido y el más mediático. Con él finalizo el libro y lo he elegido porque sirve para representar a todos los matrimonios ibéricos de hoy en día. Yo digo que un matrimonio ibérico es una negociación constante. ¿Cuándo se come? ¿A la una o a las 3? A las dos. Después de comer qué hacemos, ¿la siesta o a tomar café a la calle? ¿Cenamos a las 8 o nos vamos a tomar una cerveza? ¿Comemos primero el arroz y después el filete o todo junto? Hay que limar todas las diferencias y si te remontas a los matrimonios ibéricos esto sucedía siempre. Hubo quien se adaptó bien y otros que nunca encajaron. Las dictaduras, por ejemplo. Estuvimos muy mezclados pero después de los Felipes, sobre todo en el siglo XIX, los dos países se dieron la espalda. Con las dictaduras Salazar y Franco se necesitaba porque ambos tenían enemigos comunes. Firmaron un pacto ibérico pero siempre con cierto recelo, marcando las distancias.
-¿Y qué busca con este libro?
-La idea del libro es buscar las cosas más curiosas y originales de la historia porque los hechos en sí los conocemos. Se trata de buscar las anécdotas, hacer un repaso «color de rosa» de la historia. Por ejemplo, María Isabel de Braganza era hija de un matrimonio ibérico, de Carlota Joaquina y João VI . Su madre la envió a España para casarla con su hermano que era Felipe VII . Los súbditos españoles pusieron un cartel en palacio que decía «fea, pobre y portuguesa, Fernando VII chúpate esa». A ambos lados siempre existió ese sentimiento, de superioridad entre los españoles y de rabia entre los portugueses, con respecto a su pueblo vecino.
-¿Qué es lo que une a todas las españolas de su libro?
-El destino ibérico. Ellas no decidían con quien se casaban. Unas tuvieron la suerte de tener matrimonios felices y otras no. Doña Leonor , la reina triste, fue feliz con Don Duarte, hasta que se murió y se tuvo ir.
-¿Y a los hombres?
-Barrían para casa. Sobre todo los reyes de Castilla y de Portugal estaban siempre midiendo fuerzas y protegiendo sus fronteras. Se dieron cuenta que era mejor casar a los hijos que las guerras.
-¿Se puede decir que las españolas siempre tuvieron buen afama entre los portugueses?
-En el siglo XIX estaba muy de moda tener una amante española. Siempre tuvimos buena fama entre los hombres portugueses por ser fogosas.
-Relata la historia con mucho humor
-Sí, porque la idea es, con mucho humor e ironía, reírnos de nuestra historia, de la prepotencia española, de la pereza portuguesa, de los tópicos, de la mujer con bigote portuguesa, de la mujer hiper pintada española que habla muy alto. Hoy en día hay muchos matrimonios ibéricos y sus hijos se sienten un poco de cada país. El libro tiene tres cosas. Historia, porque supuso un trabajo exhaustivo de investigación, fechas y personas. Después hay un trabajo en tono periodístico porque yo basándome en los hechos intento entrevistarles. Y como no es posible, porque están muertos, la tercera parte ya es la más novelesca porque explico lo que no cuentan los libros de historia.
-¿Cuál es el gran desafío de escribir este libro?
-La libertad que tenía de recrear e interpretar la realidad. Basarte en hechos históricos era sencillo pero después reinterpretarlo y darle el toque de ironía es complicado. Estamos hablando de temas que tocan mucho el sentimiento, las percepciones de diez siglos de historia compartida
Siempre puede haber quien entienda la broma o quien se siente ofendido. Pero está escrito por alguien que se siente 100% ibérica. Sin hablar de mí es algo biográfico porque consigo verme en todas esas relaciones. Me río de mí, de los estereotipos, de los prejuicios
-Dedica uno de los capítulos a Aljubarrota, la batalla ibérica desconocida por los españoles
-Es uno de los episodios más importantes de la historia compartida y yo lo cuento como si fuera un partido de fútbol, un relato radiofónico. Por muchos partidos que jueguen los dos países la gran victoria de los portugueses siempre será Aljubarrota. Lo ironizo mucho con la superioridad de los españoles porque allí nos dieron una lección.
-Tampoco se ha olvidado del romance de Don Pedro y Doña Inés
-Ella era gallega y una vez más un rey portugués se dejó cautivar por una española. Este capítulo lo cuento como si fuese la noticia que a todos los periódicos les hubiese gustado dar, digno de tabloide. El suegro manda matar a doña Inés porque no le parecía bien que el rey tuviese esa relación. Dicen que él se venga de los asesinos arrancándoles el corazón
-Con tantos personajes que tiene el libro, ¿se queda con alguno en especial?
-Me identifico más con Catarina de Austria porque estuvo mucho tiempo en Tordesillas (yo soy de Valladolid) y cuando vino a Portugal entendió muy bien a los portugueses. Para que las relaciones funcionen nos tenemos que entender. Un español y un portugués son más parecidos que un español y un chino o que un ruso pero entre nosotros hay particularidades y también chocamos. Catarina de Austria les supo entender muy bien. Me gusta también mucho Dona Teresa, madre de Afonso Henriques. Si no fuese por ella, castellana, una mujer muy luchadora, creo que él no hubiese llegado a ser rey.
-Tras casi diez años viviendo en Portugal. ¿Ha sentido en este tiempo cambios en las relaciones ibéricas?
-Creo que en general nos llevamos bien pero todavía algunas veces parece que renace esa rivalidad histórica, sobre todo si se trata de fútbol. Los portugueses sienten que la suerte está al lado de España. Y España es el país de lo consigue y Portugal del casi lo consigue. España se cree mucho más que puede conseguir las cosas y el portugués es tan cauteloso que a veces no arriesgan por no llevarse el batacazo. La garra y la fuerza española es lo que le falta a Portugal y a los españoles la tranquilidad y el sosiego de los portugueses. La combinación es muy buena
-¿Qué aspecto cree que pesa más en las relaciones ibéricas?
-La economía manda siempre. ¿Por qué los portugueses echaron a los Felipes? Porque el rey español quería aumentar los impuestos. Ahora se habla de las exportaciones, antes eran los descubrimientos. Los portugueses ya tuvieron mucha garra, se lanzaron a conquistar le mundo y lo consiguieron, se repartieron el mundo entre españoles y portugueses. Con frecuencia me pregunto ¿en qué momento, qué pasó para que los portugueses la perdieran?
-Una persona ibérica, ¿es una persona más completa?
-Sí, gana, yo desde que soy ibérica soy más tranquila, más pausada y creo que mi marido portugués, ahora ibérico, tiene más garra, energía. En el término medio está la virtud, sin que uno se sienta por debajo y otro por encima, la relación debe ser igual.
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