Duelo a primera sangre entre la extrema derecha y los radicales de izquierda

La abadía de Hénin-Beaumont comenzaron a construirla en el siglo VIII los mismos monjes agustinos que construyeron el monasterio de San Millán de la Cogolla . Con la primera revolución industrial, el pueblo entró en la modernidad. Con la crisis de la minería, Henín-Beaumont se precipitó en un hoyo de angustia social, agravada por la corrupción política de las élites locales (socialistas).

Marine Le Pen ha echado en Hénin (29.000 habitantes, en el departamento de Pas de Calais) los cimientos de la refundación del FN, convertido en el primer partido de los obreros franceses. Estrella ascendente de la extrema izquierda, Mélenchon ha decidido presentarse en Hénin para derrotar Marine Le Pen en las elecciones legislativas del 10 y el 17 de este mismo mes de junio.

Ese duelo Le Pen-Mélenchon tiene un alcance nacional que Mélenchon me describe de este modo: « Yo voy a dar un frenazo a la carrera de esta señora . El Frente de izquierda es una barrera contra la extrema derecha. Se lo diré en español, para que me entienda...»

«Tiene usted un español un poco rudimentario», le digo a Mélenchon, para provocarlo. «¿¡Qué..?! ¿Se atreve usted a decir que no sé hablar español? Sepa usted que mis padres son de un pueblo de la provincia de Murcia , Mula. No sé si sabe donde está».

Mélenchon espera derrotar a Le Pen apoyándose en los obreros que no votan a la extrema derecha, entre los que hay muchos hijos de mineros magrebíes. Las mujeres musulmanas están muy presentes entre los militantes del FdI .

Los sondeos anuncian un resultado imprevisible. Si Le Pen derrota a Mélenchon, entrará en la Asamblea Nacional, como diputada: un aldabonazo político nacional . Si Mélenchon derrota a Le Pen, la extrema izquierda habrá ganado una batalla simbólicamente capital: y su peso tendrá un efecto temible para el gobierno de François Hollande, que intenta evitar la «radicalización» de la extrema izquierda.

Los días de mercado Henin-Beaumont se convierte en un micro cosmos de todas las tensiones sociales, políticas y culturales de una Francia angustiada por la crisis. El discurso «sensato» y «moderado» de socialistas y conservadores pasa muy mal en un tejido social devastado por la crisis de la minería, el paro y las tensiones a flor de piel con los hijos y nietos de antiguos mineros magrebíes.