Una baronesa «con carácter»

«Necesito el dinero, me hace falta. No tengo liquidez. La crisis también afecta a los coleccionistas. Soy muy austera con mi vida, pero mantener la colección necesita muchos gastos…» Así de rotunda se mostró la baronesa ante la prensa al comunicar su decisión de subastar una de sus mejores obras el próximo 3 de julio en Christie's Londres. Quizás sus problemas económicos vienen ligados a la «pelea» que mantiene desde hace años con su único hijo, Borja, y que según la baronesa «no tiene derecho a reclamarle nada mientras ella viva».

La relación madre-hijo es uno de los embrollos preferidos de la prensa «rosa». Desde hace tiempo, no se dirigen la palabra. Fundamentalmente por dos razones: la mujer de éste, Blanca Cuesta, quien no nunca ha sido del gusto de la baronesa; y por motivos económicos: Borja no parar de reclamarle más dinero a su madre. Ella se remite al famoso pacto de Basilea firmado en 2002 donde se firmó que Borja recibiría 15 millones de euros en metálico, cinco a los 25 años, otros cinco a los 30 y los últimos cinco a los 35. Aparte de estas disputas económicas, Borja también lleva años queriendo apropiarse de algunas obras de la colección de su madre. Todas estas polémicas no han hecho más que alimentar a la prensa del «corazón» y distanciar a Carmen de su único hijo, Borja.

Otro famoso lío que tuvo a la baronesa de por medio y que copó el foco mediático durante unos días fue el ya famoso encadenamiento de Carmen a uno de los árboles del Paseo del Prado situado frente al Museo Thyssen-Bornemisza, en el año 2007, como medida de presión para el que, por entonces, alcalde Madrid, Gallardón, no talara esa zona del eje Prado-Recoletos, como así tenía previsto en la reforma. Finalmente ningún árbol de ese área fue talado.

En definitiva, son algunos ejemplos de la lista de controversias de la baronesa Thyssen, a la que desde esta semana, ya hay que sumar la de la venta en subasta de una de las joyas de su colección: «La esclusa»