El régimen de Corea del Norte utiliza la amenaza nuclear para que la comunidad internacional alimente a su pueblo. En Pyongyang , en vez de presupuestos anuales, se elaboran prototipos de cohetes con carga atómica con los que meter el miedo en ... el cuerpo al resto del mundo.
Es un dilema. Malalimentar a Corea del Norte tampoco es una carga económica excesiva. Los gastos de la élite militar y política del régimen son más elevados, pero asumibles. El daño de verdad lo sufre el propio pueblo norcoreano, que contempla inerme cómo el régimen esclavista al que está sometido ha encontrado un filón (atómico) para eternizarse y que se ve así por los siglos de los siglos condenado a una dieta de miseria y paranoia. Dañada sale también la “dignidad” la comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza, sometida a vil y persistente chantaje.
La Cumbre de Seguridad Internacional celebrada estos días en Seúl no ha alcanzado ningún acuerdo más o menos sustancial para meter en vereda a Pyongyang. Al revés, se ha convertido en escenario idóneo para que lance nuevas bravatas y amenazas. A veces se dice que solo China puede influir sobre Corea del Norte. Aunque cada día parece más dudoso que incluso el coloso chino tenga mucha capacidad de maniobra sobre un régimen basado en la amenaza de desencadenar el apocalipsis si la comunidad internacional no paga un arroz tres delicias para su famélico pueblo.
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