adrede
El consejero de Educación y los árboles frutales
El señor Pérez está convencido de que los canarios debimos habernos caído de algún árbol frutal sin terminar de madurar
chema ayaso
Las declaraciones de José Miguel Pérez esta semana como respuesta a la reacción que han producido en la sociedad los datos publicados por el informe PISA 2011, merecen ser analizadas y posteriormente enmarcadas para su conservación en el museo de las incongruencias, porque nunca se ... ha recogido tal cantidad de contradicciones para justificar unos resultados y una actitud, en poco más de un folio.
Esto nos invita a pensar que el vicepresidente y consejero de Educación está convencido de que los canarios debimos habernos caído de algún árbol frutal sin terminar de madurar y que él, como responsable del Gobierno de Canarias —aunque haya sido de aquella manera que todos recordamos—, puede soltar por esa boquita lo que le apetezca, porque los ciudadanos nos lo vamos a tragar sin más.
Pero vamos al turrón que es lo que interesa. Literalmente, don José Miguel Pérez dice en su nota de prensa que «el informe no es una foto para la polémica, sino una herramienta de trabajo que podemos incorporar a un fin sustancial, que es conseguir en Canarias un mínimo común denominador». Según continúan sus declaraciones, la consejería tiene claro los pasos que hay que dar para avanzar hacia el éxito educativo, pero no debe darlos sola, «sino conjuntamente con todos los agentes que definen la educación y sobre bases sólidas».
Detengámonos un instante en este párrafo. Si partimos de la base de que este informe sobre la educación en Canarias tiene un nefasto precedente en otro anterior, de 2009, y que desde los resultados arrojados por aquel no hemos conseguido mejorar en nada, las afirmaciones de que «no son una foto para la polémica» y de que la consejería «tiene claro lo que tiene que hacer» quedan, como mínimo, en al ámbito de la reducción al absurdo, porque a las familias canarias que, confiadas, entregan a sus hijos a un sistema educativo que obtiene estos resultados polémico no sé si les parecerá, pero preocupante desde luego que sí.
Pero sigamos, que aún hay más perlas. Miren esa otra: «José Miguel Pérez recordó que el documento se ha realizado en un tiempo muy breve y que es el primer informe de este tipo que solicita una comunidad autónoma». Desde luego, esta es una auténtica muestra de cómo utilizar de forma interesada lo de la memoria histórica, en esta ocasión además escasa porque, tal y como todo el entorno educativo y los ciudadanos conocen, se han hecho dos estudios sobre el estado de la educación en nuestra comunidad autónoma, uno en 2009 y otro en 2011, con independencia de quién los haya encargado.
Continua diciéndonos el señor Pérez desde el balcón de su cargo que «el sistema educativo en Canarias está sometido a todo tipo de lupa, casi al microscopio, y esto es muy importante porque nos ayuda a conocer mejor nuestras fortalezas y debilidades». Eso sí, no nos matiza el tipo de lentes que se utilizan, porque lo que parece evidente es que, a tenor de los resultados obtenidos en ese periodo de tres años transcurridos en medio de dos legislaturas de Coalición Canaria, los prismas seleccionados no han conseguido enfocar de forma eficaz.
Y ya como broche final, que más que broche es traca, el comunicado se cierra diciendo que «muchas de las sugerencias recogidas en el informe ya se han venido trabajando desde el inicio del actual curso escolar por parte de la consejería, por lo que se demuestra que nos hemos adelantado a muchas de estas recomendaciones». Y sin embargo, en unas declaraciones que con calzador y en los pasillos del Parlamento de Canarias este diario consiguió obtener del señor Pérez el pasado mes de febrero, nos afirmaba que el informe ya estaba en poder de la Consejería de Educación. Tan es así, que en esos momentos informó que se trabaja en su traducción. Señor vicepresidente, ¿qué calculadora utiliza en su consejería para cuadrar las fechas? Si por un lado afirma usted que desde comienzos del presente curso académico (mes de octubre de 2011) la consejería ya trabajaba con los datos del informe PISA en un meritorio acto de previsión y eficacia, y que incluso y tal y como en el día de ayer afirmaba en otro periódico local que sus resultados fueron colgados «inmediatamente» en la web de la consejería, luego no puede usted decir a los medios de comunicación en febrero de 2012 que en la misma consejería se estaba trabajando en la traducción de los resultados porque, aunque desde los despachos de presidencia y vicepresidencia del Gobierno de Canarias estén convencidos de que todos los canarios podemos estar enmarcados en los parámetros del informe PISA, le aseguro que no. Que con unas notas de prensa al uso, superficiales y plagadas de incongruencias y justificaciones, no se explica la dura realidad de unos datos que desgraciadamente hablan mal de una de las mayores preocupaciones de los profesionales de la educación y de los ciudadanos: la educación de nuestros hijos.
Y por supuesto que no se trata de buscar «culpables», como usted pretende hacernos creer en su comunicación señor Pérez, claro que no. Se trata de poner en primera línea a los auténticos «responsables» de lo que los especialistas de la OCDE han reflejado en su informe, exigirles que dejen de parapetarse en un discurso demagógico y esquivo y bajen a la arena real de la situación a tomar cartas en el asunto.
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