«A los niños les hace gracia que me llamen "Sor Desahucio"»
La monja de Villaverde que consiguió paralizar el desahucio de una familia dominicana hasta el 30 de junio desvela a ABC los secretos de su trabajo diario en un barrio «muy desfavorecido»
ADRIÁN DELGADO
«Sor Desahucio» ha salido de su anonimato después de conseguir la semana pasada «el milagro» de que Bankia aplazara hasta junio el desalojo de una familia de Villaverde. Durante todo este tiempo ha querido huir de cualquier protagonismo. Sin embargo, la hermana ... Inmaculada –de la Ciudad de los Ángeles de toda la vida–, no pasa desapercibida. A sus 47 año s, dice haber tenido siempre claro cual es su función en esta vida: «Dedicarse a Dios y ayudar al prójimo». Lo dice a ABC con timidez pero segura de sus palabras.
Tan segura como de lo que hizo la semana pasada. En cierto modo su voz desvela un carácter impulsivo ante lo que considera «injusto». En Villaverde son muchos la que la conocen por su constante trabajo con los más desfavorecidos del barrio. En su círculo próximo, el colegio de Nuestra Señora del Carmen (de las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús) –del que es directora y profesora de sociolingüística en 4º de diversificación– afirman que «lo del desahucio» sólo ha sido «su última hazaña diaria» para evitar que dos de sus alumnos no pudieran acabar el curso.
«Para que las cosas trasciendan a veces tienen que llamar la atención»
A ella no le gusta mucho lo de «Sor Desahucio» . «No me gusta, pero a los chicos les hace gracia. Yo les he explicado en clase que para que las cosas trasciendan a veces tienen que llamar la atención . En el colegio ya me llamaban "sor" pero acabado en "guitarra", porque me encanta la música», explica con alguna risa que rompe su timidez. Pero no es lo único que le gusta. A la hermana Inmaculada le apasionan las letras – estudió filología en Cáceres e impartió clases en Barcelona – y la docencia. «Estudié magisterio porque me gustan mucho los niños. De hecho antes de sentir la llamada de Dios quería casarme y tener muchos hijos...», comenta.
«No quise entrar, dije que era una cárcel...»
Aquello sucedió cuando tenía 16 años y cuatro años después comenzó su noviciado, también en Villaverde . Casualidades de la vida, años antes entró obligada por sus padres al centro religioso que dirige hoy para estudiar 1º de BUP . «Yo no quería entrar en este colegio. Los primeros días les dije a mis padres que esto era una cárcel...¡Qué cosas! Ahora coordino a muchas de las que fueron profesoras mías y doy clase a las hijas de mis primeras alumnas», explica orgullosa Inmaculada.
«La gente ha visto en ella una actitud activa que no ven en la Iglesia, pero se equivocan», comentan varias docentes en la puerta de su colegio. Sobre este tema, la hermana Inmaculada dice estar acostumbrada a escuchar voces críticas e incluso refranes con mala intención como: «Pedís más que una monja». «No me importa. Lejos de enfadarme les digo que es verdad; yo pido mucho para arreglar muchas cosas. Me apunto a todo lo que sea solidario y el colegio también. Ahora estamos recogiendo tapones de plástico para Aitana , una niña enferma», explica a ABC.
«El día a día nunca ha sido fácil pero ahora la situación es crítica»
En cuanto a los desahucios dice que los bancos «los ejecutan con la ley en la mano, lo que no significa que esa ley sea justa». «En este barrio el día a día nunca ha sido fácil pero ahora mismo la situación es crítica. No puedo comprender como hay viviendas vacías cuando hay tanta gente durmiendo en la calle».
Dice que su apoyo al desahucio del otro día va implícito con los valores que se imparten en el colegio que dirige: la responsabilidad, el trabajo y la solidaridad. «No hemos hecho nada especial por recoger firmas contra los desahucios y por tratar de impedir lo que creemos que es injusto» –y concluye–: «No hacerlo sería mirar a otro lado cuando la realidad es tan grande que nos sobrepasa».
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