Rodrigo Cortés: «Los estudios están matando a las películas medianas»
El cineasta español («Buried») sale de la caja y presenta en el gran escaparate del festival de Sundance su nuevo filme, «Luces rojas», protagonizado por Robert De Niro
JAVIER CORTIJO
Desde que Geppetto cogió su fusil y su cincel, ningún trozo de madera ha sido tan rentable como el traje de pino con el que Rodrigo Cortés vistió al pobre Ryan Reynolds en «Buried» .
Un ejercicio de estilo extremo que le ... concedió cheque (casi) en blanco para su siguiente proyecto, «Luces rojas» , un thriller (para)psicológico sobre el cerebro y sus caprichos protagonizado por Robert De Niro, Sigourney Weaver, Cillian Murphy, Elizabeth Olsen (ojo a esta chica) y Leonardo Sbaraglia con el que regresa al estival de Sundance , donde ya causara sensación con «Enterrado».
Y para evitar la inquietante sensación de que «Luces rojas» quede sepultada en la frágil memoria de los asistentes a la flamante nueva edición del festival creado por Robert Redford por la película inmediatamente posterior (como parodiaba un episodio de «Los Simpson»), se han programado no uno ni dos, sino siete pases del filme hasta el próximo sábado 28.
—Está claro que el certamen tiene altas expectativas al respecto. ¿Y las suyas qué tal andan?
—Me temo que yo no tengo expectativas, ni buenas ni malas, y esta es casi una postura vital. Procuro viajar con expectativas neutras, dispuesto a reaccionar en tiempo real a lo que las circunstancias deparen. Cuando uno espera algo, tiende a crear un mapa mental petrificado que dificulta estar alerta. Veremos...
—¿Cree que Sundance sigue siendo el gran escaparate para el cine más o menos independiente o ha perdido algo de fuelle respecto a antaño?
—No sé mucho del festival, más allá de lo que todos hemos leído (incluido el libro de Biskind «Sexo, mentiras y Hollywood») y mi propia experiencia hace dos años, que no me faculta como experto. Lo que está cambiando es la industria, imagino: los estudios están matando a las películas medianas con inquietudes más adultas, y les es menos arriesgado comprar lo que otros hacen que financiar una película desde cero con un sistema de producción que asumen como ineficiente. Pero todo cambia y todo es pendular. A unos les parece bien y otros se quejan, según les vaya la feria, pero parece más sensato concentrarse en las fichas que discutir el tablero.
—Sus anteriores películas («Concursante» y «Buried») tienen difícil clasificación. ¿Diría que «Luces rojas» se ciñe más a los patrones convencionales del thriller?
—Es un thriller , sin ninguna duda, trepidante y, espero, impredecible. Tampoco es sencillo etiquetarlo. Ni necesario.
—Podría pensarse que la abundancia de estrellas en el reparto de «Luces rojas» no se ajusta al canon «off-Hollywood» de Sundance. ¿Qué opina al respecto?
—Las estrellas y Sundance siempre han sido compatibles, lo que el festival busca no son necesariamente actores desconocidos, sino voces personales e independencia creativa.
—Por cierto. De Niro tiene una media docena de películas pendientes de estreno este año. ¿Cree que es mala pata tal sobreabundancia de su «jugador franquicia»?
—¿Mala pata? ¿Por qué? A su agente le parece bien...
—Después del fenomenal éxito de «Buried», es inevitable preguntar por sus sensaciones ante el estreno de «Luces rojas» en España, programado para primavera.
—«Buried» llegó por sorpresa, nadie sabía qué esperar; «Luces rojas», en cambio, tendrá que competir con las expectativas de cada uno. La presión es mayor, supongo, pero no la hemos sentido mientras rodábamos. Será interesante ver qué sucede.
—Hablando de cine alternativo en nuestro país, ¿qué opina del polémico cambio de rumbo de un espolón de proa como el festival de Gijón con la sustitución de su histórico director como José Luis Cienfuegos? ¿No es país para «indies» el nuestro?
—Mentiría si dijera que conozco el asunto en profundidad, José Luis me ha invitado un par de veces a Gijón y en ambas fui muy bien tratado: la personalidad del festival era evidente. Desconozco, como es lógico, los pormenores de su organización, como desconozco las intenciones de la nueva dirección. Sin ninguna información real, opinar sería peregrino.
—Hace un par de días se han conocido las cifras del cine español en 2011, año en el que Torrente ha vuelto a salvarlo de la quema. ¿Con tal panorama dan ganas de seguir en la órbita americana hasta que la cosa cambie, si cambia?
—No estamos en ninguna órbita, tanto «Buried» como «Luces rojas» son proyectos levantados desde aquí y rodados aquí con absoluto control creativo. Nuestra órbita es la de quien quiera que desee acercarse al cine donde quiera que lo haga.
—Al menos una cosa tienen en común Santiago Segura y usted: una cuenta en Twitter de lo más activa e interesante, en su caso casi zen como el «tuit» que escribió hace unos días: «Una maceta en equilibrio precario espera en el borde de algún alero...». ¿Cree que se podría cambiar la relación entre cineasta y espectador a golpe de 140 caracteres?
—Ésa es fácil: no.
—Por cierto, ¿prefiere «Red lights» o «Luces rojas»?
—En España, sin duda «Luces rojas». En Francia quedaría mejor «Feux rouges». Aunque tampoco es que sepa francés, así que...
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