Paul McCartney: «Las mejores canciones salen solas»
El beatle y Leonard Cohen nos demuestran que la creatividad no tiene fecha de caducidad. Ambos coinciden estos días con material discográfico nuevo
BORJA BERGARECHE
Paul McCartney es un beatle y puede hacer lo que quiera. Pero defender un disco de versiones que lleva por título «Besos en el trasero» y que viene ilustrado por un retrato de portada en posición extraña y sujetando un ramo de flores ... habría sido difícil hasta para sus majestades satánicas .
Por ello, Paul McCartney , a punto de cumplir los 70 años, llega a la entrevista en un hotel londinense gesticulando puñetazos de boxeo. Y se sienta, relajado, a devolver los golpes. «Retrasé la idea de hacer este álbum muchas veces, porque todo el mundo estaba haciendo discos de versiones. Rod Steward había hecho tres o cuatro. Pensé que nunca iba a tener mi oportunidad sin parecer que me subía al carro. Pero me encontré con el productor Tommy LiPuma y me dijo: “¿Conoces a Diana Krall?”».
El próximo 7 de febrero saldrá a la venta «Kisses on the Bottom», su nuevo trabajo, el primero de su carrera en el que no toca ningún instrumento. El disco incluye dos temas nuevos de McCartney, «My Valentine» y «Only our Hearts» . Y hasta doce versiones de canciones populares americanas de los años 20 y 30 de compositores como Harold Arlen, Ray Henderson o Fats Waller, popularizadas muchas de ellas por clásicos como Sam Cooke, Fred Astaire o Eric Clapton, uno de los colabores del ex beatle en este nuevo disco, junto a otro buen amigo del inglés, Stevie Wonder. Décadas y décadas de savia musical, recreadas bajo la batuta artística de la reina del jazz canadiense, Diana Krall , y su banda habitual.
El papel de Diana Krall
«Ha jugado un papel crucial», nos explica McCartney, en su conversación con varios periodistas. «Cuando Tommy —el octogenario productor de Barbra Streisand, Miles Davies o Natalie Cole— me habló de Diana, le contesté que no quería un álbum de duetos, lo acaba de hacer Tony . “Ella simplemente tocará contigo”, me dijo. Y nos juntamos en un estudio, sin nada planeado, y nos pusimos a tocar “Home” . Pensaba que éramos las dos únicas personas del mundo que conocíamos esa canción», afirma divertido. Este tema, compuesto en 1931 por Peter van Steeden y popularizado por Sam Cooke y Louis Armstrong, terminó siendo la segunda canción del disco. Y marcó el clima de improvisación y experimentación cariñosa con el que están revisitadas estas aguas profundas de la música americana.
Un sonido que constituye, para McCartney, el paisaje musical de su infancia, de la mano de su padre. Jim McCartney, hijo de un amante de la ópera, tocaba el piano y la trompeta, y llegó a tener una banda de jazz en los años 20, la Jim Mac’s Jazz Band. «Crecí con el estilo de las canciones en este disco, con Gershwin, Cole Porter, Harold Arlen », recuerda el artista. El suyo es un espíritu jovial con rostro de anciana inglesa.
Receta de una buena canción: «Un buen significado y una buena melodía que la gente repita en la ducha»
Su actitud es profesional, y cercana. Viste camisa rosa sin corbata, y chaleco azul sin mangas. Y acompaña sus respuestas con gestos de las manos que le hacen levemente amanerado. Pero en las sillas de diseño de un hotel «trendy» al norte de Hyde Park se sienta un miembro de la banda de pop más legendaria de la Historia. Y cada palabra suya parece fluir con valor documental garantizado. «Eran canciones muy bien construidas, pulidas como joyas. Luego conocí a John y seguimos el camino del rock & roll, pero creo que aquel sonido estaba siempre de fondo. A diferencia de otras bandas de aquellos años, las canciones de los Beatles guardaban a menudo algo de aquel sabor. Lo que escribíamos estaba muy influido por la música de la época de mi padre », concluye.
El título de su nuevo disco, algo así como «Besos en el trasero», forma parte de la letra de la canción que abre su nuevo trabajo, «I’m gonna sit right down and write myself a letter», un tema de Fats Waller de 1935. Y la foto de portada, en la que aparece sujetando un enorme ramo de flores, es obra de su hija Mary.
El considerado como el «beatle bueno» (o la «morsa» traidora para Lennon, según la leyenda) es un abuelo familiar que adora labrar parentesco artístico con los suyos . Su hija Stella, la conocida diseñadora de moda, es responsable del vestuario del primer ballet escrito por su padre, «Ocean’s Kingdom». Y su actual esposa, Nancy Shevell, es la musa que inspira uno de los temas originales del disco, «My Valentine». «Estábamos de vacaciones en Marruecos, llovía, y me animó a sentarme al piano del bar cuando solo quedaban los camareros recogiendo. La canción se escribió sola, como ocurre con las buenas composiciones», afirma.
«Una buena estructura, un significado, y una buena melodía que la gente repita en la ducha», esa es la receta para una buena canción del ex beatle, que dice apreciar a bandas actuales como Coldplay . A punto de cumplir los 70, McCartney ha tenido tiempo para todo. Ha escrito libros para niños, ha diseñado sellos, ha producido un documental sobre sí mismo y ha salvado del cierre el colegio de Liverpool en el que estudiaron George Harrison y él. Y, por supuesto, ha tocado en la Casa Blanca con su amigo Stevie Wonder. «¿Haré alguna ópera? No lo creo. Era el tipo de música en la radio que mi padre siempre quitaba».
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