«Quise entender qué tenía Wallis Simpson para que Eduardo VIII hiciese tal sacrificio»
La diva regresa con nueva película, «W.E.», cuya «première» tuvo lugar esta semana en Londres, y nuevo disco
FABIÁN W. WAINTAL
Diva entre las divas, Madonna sobrevivió al éxito de la música de diferentes generaciones. Su paso por el cine también dejó sus huellas. Y ahora se abre otro camino, buscando otro estilo de éxito en un puesto donde cuesta imaginarla. La reina del ... pop es la directora de la película «W.E.», sobre el Rey de Inglaterra que no fue Rey .
—¿La presión del estreno de una película es igual que el lanzamiento de un disco?
—Por supuesto, porque es algo nuevo. Es la misma presión que tenía cuando empecé en el mundo de la música: estaba nerviosa, no sabía lo que podía esperar y la gente tampoco sabía lo que podía esperar de mí. Tuve que ganarme un lugar en el mundo de la música para que me tomaran en serio y ahora sé muy bien que tengo que hacer lo mismo en el mundo del cine.
—¿Estando acostumbrada a estar delante de las cámaras, sintió la diferencia al ser la jefa del estudio de cine?
—No me sentí como la jefa, simplemente me vi como alguien que quería contar una historia, una persona que estaba en el estudio para colaborar con un grupo de gente muy talentosa, que me ayudó a contar mi historia.
—¿Qué es lo que más le gustó de la dirección, más allá del rodaje de la película?
—Uno de los rituales más importantes era ayudar a que terminaran de vestir a los actores. Me encantaba darles los últimos toques, sentía cierta intimidad, antes de empezar el rodaje cada día. Ponerles collares o brazaletes, arreglarles el pelo y la ropa, era la mejor excusa de conectarme con ellos.
—¿Es cierto que detrás de las cámaras también inventaba canciones para que el equipo estuviera más cómodo?
—Ah, sí, cantábamos todos juntos. No era ningún truco, solo queríamos pasarlo bien. Cuando fuera llovía y nos quedábamos atrapados dentro del estudio sin poder salir, esperando a que saliera el sol, no podíamos hacer otra cosa que inventar canciones.
—¿Qué canciones por ejemplo?
—(Cantando) Estamos haciendo una película, ¿no es genial? Se siente como en casa, es todo igual.
—¿El collar de diamantes que lleva puesto con las letras WE lo mandó hacer especialmente?
—Fue un regalo de cumpleaños que me hizo el elenco.
—Una de las actrices lleva un collar parecido en la película, con una sola letra W y, a veces, las actrices hasta tienen un parecido con usted. ¿Fue intencionado?
—¿De verdad? Nunca se me ocurrió que se vieran parecidas a mí. El color de mi pelo no es moreno.
—¿Cuál diría que es el verdadero mensaje de la película «W.E.»?
—Creo que tiene que ver con el amor y el coraje de tomar ciertas decisiones difíciles, que en cierta forma es algo que tenemos en común mujeres y hombres. Pero el mejor mensaje supongo que, al final, tiene que ver con que la felicidad está en tus propias manos y estamos al mando de nuestro propio destino. Aunque nos hayan dado una mano de cartas determinadas, desde el día que nacemos, podemos cambiar nuestro destino.
—¿Le importa lo que opinan los críticos, que pueden cambiar el destino de su película?
—Me importa, cuando las críticas son justas. Puedo darme cuenta si la gente va a ver mi película para criticarla o para criticarme a mí personalmente. Le doy la bienvenida al criticismo, cuando se ve desde un perfil artístico y no por lo que mencionan sobre mi vida personal o lo que hago en otros ámbitos, porque es completamente irrelevante para la película. Si hablan exclusivamente de cine, les presto atención.
Madonna continúa en cierta forma la historia que había dejado Colin Firth en el final de «El discurso del Rey». Esta vez se ocupan del «romance más importante del siglo», cuando el Príncipe de Gales abdicó al trono de la Corona británica para irse a vivir con una mujer casada, Wallis Simpson. Pero esta vez la película juega con una historia paralela: una mujer obsesionada con aquel romance. «Siempre se vio el lado del Príncipe y cómo dejó el trono por ella», comenta en la película la protagonista, al explicar por qué quiere leer la colección privada de cartas que los enamorados se habían intercambiado en la realidad. «Nunca se supo lo que abandonó ella cuando se enamoró de él». Y esa es la historia que Madonna quiere contar, como guionista, productora y directora de la película «W.E.».
—¿Cómo se le ocurrió la idea de dirigir una película sobre el romance entre el Príncipe de Gales y Wallis Simpson, en paralelo con la historia de otra mujer moderna? ¿Esa obsesión tiene que ver con usted?
—A mí siempre me fascinó la historia de Wallis Simpson y el Rey Eduardo VIII, su decisión de abdicar al trono por la mujer que amaba. Quise investigar la historia, tratando de entender qué tenía esta mujer para que un hombre pudiera hacer semejante sacrificio. Pero tampoco estaba interesada en mostrar una biografía directa. Por eso creé una historia moderna actual, con el personaje de Wally Winthrop, que pudiera mostrar su punto de vista para contar la película. Así fue como se me ocurrió crear los dos lados de la historias.
—¿Personalmente le intriga el estilo de vida que tiene la realeza?
—Por supuesto. Y yo quise expresar el mundo lujoso en que vive la Familia Real de Inglaterra, el mundo en que vivió Wallis Simpson. Era increíble cómo a ella le importaba tanto las habitaciones donde estaba, desde la luz o las flores y sus vestidos. Y después agregué otro aspecto, con objetos que utilizamos para ir y volver en el tiempo, para destacar bien los detalles también.
—¿Y qué otra idea marcó la diferencia como directora?
—Muchas de las películas que me inspiran son las que tienen una cámara constantemente en movimiento. Es lo que más me gusta, en vez de las tomas fijas. Me encanta la magia que se crea, el lirismo, la danza que se torna con una película donde la cámara se mueve y sigue a los actores. Es como una criatura viviente que necesita coreografías. Esa es solo una de las millones ideas que tuve.
—¿Entre todas las canciones, cómo fue que incluyó un rock de Sex Pistols en medio de un baile del Twist de Wallis Simpson? ¿Johnny Rotten lo sabe?
—Por supuesto que lo sabe, tuve que pagarle (Ríe). La idea se me ocurrió porque pensé que el Rey Eduardo VIII era bastante punk rock. Lo vi demasiado rebelde, con sus puntos de vista sobre la vida o la forma de manejar el imperio. Y pensé que los Sex Pistols eran el perfecto matrimonio entre la monarquía y la época, en el ámbito en que estaban, tomando cócteles mientras veían una película de Chaplin.
—Y el guardia de seguridad ruso que se enamora de la mujer moderna... ¿Es cierto que es latino, en vez de ruso?
—En un principio iba a ser hispano, pero después lo cambié por un ruso, porque quería que el personaje del agente de seguridad lo hiciera Eugene Hutz, un actor que ya había estado en mi otra película, «Fith and Wisdom». Conozco a algunos intelectuales rusos que me encantan. Y cuando ya había decidido que fuera ruso, Eugene decidió irse de gira en vez de estar en mi película. Y terminé contratando al actor guatemalteco Oscar Isaac para interpretar al ruso.
—¿Tiene esperanzas de que nominen su película para los Oscar?
—Mis piernas, igual que mis dedos, ya están cruzados.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete