Un texto endiablado
J. B.
Ariel Dorfman nació en Argentina en 1952, pero su niñez transcurrió en Estados Unidos y, con doce años, se trasladó a Chile, cuya ciudadanía adquirió en 1967. Su obra más conocida es «La muerte y la doncella», que Roman Polanski llevó al cine con Sigourney ... Weaver y Ben Kingsley como protagonistas, y que ha sido traducida a medio centenar de idiomas.
Dorfman escribió «Purgatorio» en los primeros años de este siglo. Mortensen cuenta que el autor le envió entre 2005 o 2006 el texto en inglés —el idioma original en que lo escribió—; «en ese momento no se podía, y además era tan solo una idea. Más adelante nos conocimos en el festival de cine de Toronto en el año 2007. Allí hablamos en castellano y le pregunté si existía una versión en español. Me dijo que sí, que tenía una traducción, y pensó que le gustaría estrenarla en este idioma conmigo como protagonista. Me envió esa versión y empezamos a trabajar en ella y a mejorarla. Ahora, para su estreno en Sudáfrica, en inglés, ha incluido esas correcciones».
Tras los dos intentos fallidos de llevarla a escena en Madrid, y aunque no había compromiso ni obligación por su parte, el actor sentía que no se había cerrado el círculo y consideraba que este montaje era una asignatura pendiente. «Las cosas suceden por algo, y yo ahora no me puedo imaginar esta obra si no es al lado de Carme. Hemos encontrado cosas que yo no tenía idea de que estaban en la obra. Hemos aprendido tantas cosas durante estas semanas de ensayo. ¡Ojalá tuviéramos una más! Siempre queremos más ensayos».
Hace más de veinte años que Viggo Mortensen no se sube a un escenario, y es la primera vez que lo hace en español (el idioma que aprendió durante su infancia en Argentina). Ahora, a unos días del estreno, le tiemblan ya las piernas. «Durante los ensayos me he preguntado a menudo si no tenía que haber elegido una obra más fácil, con un texto endiablado que cuesta mucho aprender». «Afortunadamente —interrumpe Carme Elías— en el teatro el estreno no es sino un punto de partida, y se puede relajar mucho, aunque esta obra es muy arriesgada para un actor». Y ríe Mortensen cuando se le pregunta por su posible ansiedad: «Crece día tras día y hay momentos de pánico. ¿Por qué tiene que venir gente? Ya nos estamos divirtiendo, no tiene por qué venir nadie...»
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