PERFIL
El «intelectual» que no se arrepiente de su pasado criminal
Joseba Sarrionandia, etarra huido, ha sido galardonado con el Premio Euskadi de Ensayo
J. PAGOLA
Joseba Sarrionandia (Iurreta, 1958) ha tenido innumerables oportunidades para renegar de su pasado criminal, a través de sus numerosas publicaciones dirigidas a un mundo mayoritariamente euskaldún.
Pero «Sarri, Sarri», como cantaba el grupo «Kortatu» de los hermanos Muguruza para enaltecer «la gesta de Martutene», ... no parece muy dispuesto a escribir sus memorias, porque tendría que recordar que el 22 de octubre de 1980 secuestró y mantuvo retenido contra su voluntad durante varios días al empresario conservero José Garavilla, natural de la localidad vizcaína de Bermeo. A la víctima la dejó en libertad tras cobrar en concepto de rescate, el ahora nuevamente galardonado, unos 30 millones de las antiguas pesetas. Si al final el Gobierno Vasco le concede el premio en metálico, ¿estará dispuesto Sarrionandia a indemnizar, aunque tarde y mal, a la familia de Garavilla? ¿O como ha hecho con los anteriores galardones, se embolsará, sin compartir, los 18.000 euros? Él, que tanto desprecia lo español, como se pone de manifiesto en muchos de sus escritos, ¿accederá a que la obra ahora premiada se traduzca al castellano? ¿Aprovechará la entrega del galardón para pedir perdón a la familia Garavilla o, también, enviará a su hermano a recoger la medalla?
Sarrionandia, si se anima a publicar sus memorias, tendrá que recordar que lejos de aprovechar la amnistía general que durante la Transición vació las cárceles de etarras, respondió a la generosidad de la Democracia incorporándose a ETA. A finales de la década de los setenta, apenas cumplidos los 22 años, formó parte del «comando Goio», con el que, antes de secuestrar a Garavilla, perpetró varios atentados con explosivos, contra instalaciones eléctricas y el Palacio de Justicia de Bilbao. Participó, además, en el robo de un turismo y en el atraco a una caja de ahorros, de la que se llevó más de dos millones de pesetas. Su historial criminal pudo ser mayor, si la Policía no lo llega a truncar con su detención el 13 de noviembre de 1980 .
«Sarri» fue condenado a penas que sumaban más de 40 años de cárcel por detención ilegal, depósito de armas, estragos y lesiones, pero con la aplicación de las redenciones previstas en el anterior Código Penal la pena efectiva se quedó en 18 años. El 7 de julio de 1985, aprovechando de nuevo la generosidad del sistema, que permitió un concierto del cantautor Imanol en la prisión de Martutene, donde se encontraba, Sarrionandia y el también etarra y ex parlamentario de HB Iñaki Pikabea huyeron tras introducirse en sendos bafles del grupo musical. El escritor ahora distinguido había permanecido en la cárcel 5 años, por lo que tendría pendientes otros 13 . En 1998, durante la tregua de Estella, escribió una carta en la que aseguraba que «mantener la guerra se ha demostrado negativo» entre otros motivos, porque beneficia a los mandos policiales a la hora de colgarse medallas. Más tarde, en marzo de 2008, envió un mensaje a una concentración de Segi para arengar a los proetarras a luchar por la «independencia».
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