Safranski: «Angela Merkel es la maestra del colegio del euro»
Camino de inaugurar el Hay Festival en la IE University de Segovia, presenta en España «Goethe y Schiller. Historia de una amistad»
SERGI DORIA
Rüdiger Safranski es uno de los mayores ensayistas europeos, capaz de transitar desde los años salvajes de la filosofía a los desafíos de la globalización, pasando por la genealogía del mal. De camino a Segovia, donde inaugura mañana el Hay Festival de Segovia el maestro ... de biógrafos alemán dedicó su tiempo a presentar en Barcelona la edición española de su «Goethe y Schiller» (Tusquets) e impartir con la germanista Rosa Sala Rose una charla en el CCCB sobre la conciencia del tiempo en la vida social. Nos trasladamos con él al siglo XVIII para hablar de la amistad entre dos genios del Romanticismo.
— Goethe y Schiller fueron rivales antes que amigos. ¿Cómo surgen las «afinidades electivas»?
— Cuando ambos luchan por la amistad. Schiller es la ambición. Goethe, el respeto, la curiosidad. Coinciden y se produce una fusión nuclear.
— Schiller cultiva el periodismo e invita a Goethe a colaborar en la gaceta que dirige…
— Goethe es el intelectual y Schiller un dramaturgo muy popular, con gran clarividencia para el periodismo. Goethe aspira a que su relación con Schiller lo sitúe en el primer plano de la actualidad. Intereses mutuos, emociones compartidas.
— Ambos enferman en 1805… Schiller muere y Goethe conservará su cráneo durante años. ¿Qué supone la muerte del amigo?
— Lo del cráneo parece increíble porque Goethe siempre huyó de la muerte. Nunca fue a un entierro, ni siquiera al de su mujer. Tampoco asistió al funeral de Schiller… ¡Goethe odiaba la muerte a muerte! Sorprende, por tanto, que se hiciera de forma ilegal con el cráneo de su amigo, un cráneo que, ya en el siglo XX, se demostró que no era el de Schiller. Goethe veneró más a Schiller «post mortem» que en vida. Aquel cráneo que guardaba en su biblioteca simbolizaba la inmortalidad del espíritu: en 1824, ya anciano, Goethe escribe un poema sobre la inmortalidad del espíritu y la caducidad física.
— Después de escribir las biografías de Schiller, Heidegger, Schopenhauer o Nietzsche… ¿con cuál de ellos lo pasó mejor?
— Schopenhauer. Un filósofo con un drama familiar que parece una novela. Confieso que me divertí.
— ¿Queda algún maestro en Alemania?
— Angela Merkel no es ninguna maestra… En todo caso, maestra del colegio del euro. Las raíces de Europa están en Grecia (como sabemos, Platón, Aristóteles…) Pero Grecia es hoy una grieta. El euro nos ha llevado al reduccionismo económico. La Europa actual tiene forma de moneda. Una tragicomedia: en lugar de unir, el euro nos está separando.
— ¿Qué dirían Goethe y Schiller si viesen esto?
— Creo que habrían dicho: ¡Dios mío! ¡Volvamos a Weimar y, por lo menos, hagamos buen teatro!
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