GIRO DE ITALIA
Nieve ilumina el reino de Contador
Victoria del navarro en la durísima etapa reina del Giro tras siete horas y media sobre la bicicleta. El líder logra distanciar aún más a sus perseguidores
J. GÓMEZ PEÑA
«Ha sido la etapa más dura que he corrido en mi vida». La frase de Contador resume el día de la tortura y talla la hazaña de Mikel Nieve , ganador sin fuerzas siquiera para levantar los brazos en la cima vertical de ... Gardeccia-Val di Fassa. Cuentan que aquí, en las crestas dolomíticas de la Marmolada, aún reposan en conserva bajo el glaciar soldados muertos durante la I Guerra Mundial (1914-18). Cadáveres escondidos en las galerías escavadas en la roca para esquivar los bombardeos. Algunas primaveras, cuando el hielo se funde un poco más aparece algún cuerpo. El último llevaba puestas la botas. De guerra.
Así desfilaron ayer los ciclistas por la etapa de los 229 kilómetros, el puerto de Piancaballo, el Passo Giau, la Marmolada y Gardeccia . «Más de 6.100 metros de desnivel. Una salvajada», dijo Contador. «He consumido más de 7.000 calorías». Soportó con aplomo el ataque suicida de Nibali en el descenso del Giau y luego dejó a todos sus rivales en la cuesta final. Igor Antón, debilitado tras el protocolo posterior a su victoria del sábado en el Zoncolán, reconoció: «No pude descansar». No habló más al llegar. Entró torturado a seis minutos de su compañero Nieve. Justo tuvo aire para abrazarle. Una hora después aún seguían cruzando cadáveres bajo la pancarta del refugio de Gardeccia.
«Nunca había corrido una etapa así». Esta vez hablaba Mikel Nieve. Tardó en recuperarse. Tenía la piel de un espectro. «Está más muerto que vivo. No se tiene en pie», describió un empleado del Giro que custodiaba el acceso al podio. «No tenía fuerzas para llegar», confesó después el ciclista que le ha dado al Euskaltel-Euskadi la segunda victoria en dos días. Ese kilómetro final resumió el calvario. Nieve, que había dejado atrás a otro superviviente de la fuga, a Garzelli, pedaleaba por inercia, con las piernas arruinadas.
«No mires atrás», le gritaba Luis Llamas, mecánico del equipo vasco. «Llegas, Mikel, llegas. Tienes ventaja de sobra», le tranquilizaba . Era verdad, pero Nieve dudaba, se sentía desactivado. Miraba hacia arriba, imploraba. ¿Dónde acaba esto? Del joven navarro (26 años) no quedaban ni las cáscaras naranjas. Veía las crestas de piedra de Gardeccia. Ese espectacular arrecife alpino. Y no avanzaba. Entró casi a tientas, ciego, y buscó unos brazos donde caerse. «Eterno, ha sido eterno». Como su triunfo. Suya es la etapa más dura que ha pedaleado Contador, el dorsal más poderoso de este Giro.
Nibali se había sentido humillado por Contador en el Zoncolán . Por eso soltó a sus gregarios desde el primer puerto. Sólo desencadenó una guerra: 19 corredores se largaron. No es fácil parar a tantos y más si están Nieve, Sastre, Garzelli, Di Luca, Weening... Agarraron nueve minutos. Tormenta de Nieve. El navarro era líder virtual. Contador no podía darle más cuerda y sacrificó el poco equipo que tiene. En el Passo Giau se quedó solo frente a todos . Pero se bastó. Vio que Purito y Arroyo se alejaban unos metros y salió a por ellos. «Temía el ataque de Nibali en el descenso y no quería que se uniera a ellos». El italiano se ciñó a cada curva como si fuera la última, como si quisiera salir planeando. Contador se frenó. «Sabía que le íbamos a coger. He jugado con los intereses de los otros equipos». Del Movistar y el Rabobank.
Ya llovía. Y granizaba. En la Marmolada, Contador fue Contador . «Ataqué para que no me atacaran». Nibali lo pagó en el ascenso y lo solucionó en la bajada. Pero quedaban los 6 kilómetros hasta Gardeccia. El líder astilló las ya nulas reservas de sus rivales. Sólo Scarponi redujo las pérdidas . Cuando entró Contador se encontró con el fantasma de Mikel Nieve, el cuerpo pálido del último soldado que deja escapar el glaciar.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete