El «sprint» del Parque de Guadarrama
La propuesta final sale hoy desde la Asamblea hacia el Ministerio, en su último viaje para dotar a la Sierra de Guadarrama de la mayor protección

Hoy, la propuesta definitiva del Parque Nacional de Guadarrama saldrá de la Asamblea regional, camino del Ministerio de Medio Ambiente. Es el último paso para darle la máxima protección posible a 33.600 hectáreas —21.700 de ellas en Madrid— en las cumbres de la Sierra de Guadarrama y convertir esta zona en el decimocuarto parque nacional de España, y el quinto del país en extensión.
La Sierra de Guadarrama es de una riqueza natural que la hace merecedora de la máxima protección: en la zona se dan nueve sistemas naturales asociados a la vegetación de alta montaña, a bosques de coníferas, a humedales de alta montaña y a sistemas singulares de origen glaciar y periglaciar. Conviven en este hábitat más de 30 tipos diferentes de vegetación, 112 especies de flora de interés y 74 de fauna, con presencia de especies emblemáticas en peligro de extinción, como la cigüeña negra, el buitre negro, y anfibios como el tritón jaspeado o el sapo partero.
La Consejería de Medio Ambiente, que dirige Ana Isabel Mariño, finaliza así el trámite regional de este proyecto de declaración de Parque Nacional, que se inició en 2002. Primero fue necesario un Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN), que se presentó en 2006 y que contaba con un exhaustivo estudio previo sobre la sierra, recogido en 20 tomos. Fue recurrido y hubo que volver a presentarlo en 2009.
Doce municipios
Después hubo que acordar con la Comunidad de Castilla y León: la naturaleza no entiende de límites administrativos y la mitad de la sierra está en la vertiente segoviana.
Por último, hubo que hilar fino para engarzar el interés general con los de los doce municipios madrileños afectados. No en vano, el de Guadarrama será, cuando se declare, el Parque Nacional más cercano a una gran población —con unas dimensiones de residentes en su zona de influencia sencillamente descomunales—.
Un Parque de Cumbres
Todo este encaje de bolillos ha terminado dibujando un Parque con forma de ancla de barco, con 50 kilómetros de longitud de punta a punta. En su versión definitiva —oídas las alegaciones y corregidos algunos estrechamientos e «islas», como las que se formaban en las estaciones de Valdesquí y la Bola del Mundo—, es un «parque de cumbres», lo que significa que el suelo protegido como Parque Nacional es el que se sitúa a partir de los 1.700 metros de altura. De ahí hacia abajo, la superficie está ya catalogada como Parque Regional.
En el proyecto definitivo se ha incrementado en 1.500 hectáreas el espacio que hay que proteger, por la zona de estrechamiento que se daba en el puerto de Navafría, Cerro Malejo y La Pedriza, y también hacia el norte, incorporando los robledales de Navarredonda y San Mamés.
El espacio definitivo dota de la máxima protección a cumbres emblemáticas como Peñalara —2.428 metros—, Siete Picos —2.138 metros—, El Nevero —2.209 meros—, o Cabeza de Hierro —2.381 metros—, y también a la zona de La Pedriza, que desde el año de 1930 ya era Sitio Natural de Interés Especial. Cabría la posibilidad, señalan sus responsables, de ampliarlo en un futuro, si así se considera.
Áreas madereras
Otra cosa son las zonas que ahora se dedican al aprovechamiento maderero, como el Pinar de los Belgas —en el Valle del Lozoya— o los Pinares de Valsaín —en la vertiente segoviana—, la primera de titularidad privada, y la segunda estatal, dedicadas ambas a la explotación de la madera «de manera controlada y muy cuidada», indican desde la Comunidad.
La actual Ley de Parques Nacionales —que data de 2007— no permite que este tipo de zonas de aprovechamiento se incluyan en un Parque Nacional.
Una vez que hoy, lunes, la comisión de Medio Ambiente de la Asamblea madrileña remita al Ministerio del ramo, dirigido por Rosa Aguilar, la propuesta definitiva para este Parque de las Cumbres de la Sierra de Guadarrama, será el Consejo de la Red de Parques Nacionales el que emita un informe con sus conclusiones sobre esta declaración, que se elevará a las Cortes como proyecto de Ley.
«Lola» voló a Senegal
Será el Parque Nacional número 14, gestionado por las dos Comunidades autónomas en las que se asienta y por la Red de Parques Nacionales. Un Parque con estaciones de esquí en sus bordes —como ocurre en Sierra Nevada, aunque allí la oferta hotelera es mucho mayor—, con colonias de buitres negros —a la que pertenece «Lola», un ejemplar anillado que voló hasta Senegal, según han podido corroborar los técnicos de Medio Ambiente—, y con el primer centro de España de cría en cautividad de anfibios —especializados en estudiar causas y remedios contra el hongo que está acabando con esta población en gra parte de Occidente—.
El sueño que puso en marcha una petición de la Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner de los Ríos, allá por los años 20, da sus últimos pasos. De la velocidad de la tramitación estatal dependerá, a partir de ahora, su definitiva aprobación.
Será entonces el momento de reorganizar y hasta cambiar de nombre, el actual Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, que se habrá quedado ya sin «cuenca alta», puesto que ésta quedará incluida en la nueva zona de máxima protección del Parque Nacional de las Cumbres de la Sierra de Guadarrama.
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