Hazte premium Hazte premium

Los «narcos», dueños y señores de México

«Narcoméxico» repasa la terrible situación que viven los mexicanos tras haberse apoderado de la nación un puñado de criminales sin escrúpulos

ABC

JOSÉ REVELES

Muy crítico con la política de «militarización» del Gobierno de Calderón, el periodista mexicano José Reveles dibuja en su último libro un escenario de violencia e impunidad, del que se han beneficiado los grandes narcos de la droga. Algunos de ellos han sido capturados, pero otros, como el todopoderoso «Chapo» Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, viven en libertad y hasta se permiten el lujo de aparecer en la lista Forbes de los hombres más ricos del mundo. A continuación, reproducimos algunos extractos de «Narcoméxico», en el que Reveles habla de estos narcos.

Joaquín «El Chapo» Guzmán (Cártel de Sinaloa)

Guzmán se evadió de un penal de supuesta alta seguridad, Puente Grande, Jalisco, en enero de 2001 (desde entonces renombrado «Puerta Grande» por la picaresca popular), mediante sobornos millonarios en dólares a autoridades y custodios y gracias a un dominio largamente construido en la cárcel. (…)

La vox populi y medios de prensa identifican a «El Chapo» como el capo intocable, inasible, siempre prófugo, oficialmente perseguido, pero activísimo en el tráfico de drogas, el más poderoso del país y del continente, sin lugar a dudas, pero igualmente el nunca localizable por la autoridad. (…) Un funcionario mexicano, el cual no fue identificado por su nombre, decía a The Economist en 2009 que «El Chapo» Guzmán era un individuo superdotado, el que aparentaba estar menos acosado por la autoridad por ser muy inteligente y amo y señor de un territorio de 60.000 kilómetros cuadrados de zona montañosa (Badiraguato, en Sinaloa; Canelas, en Durango) en donde se requerirían unos 100.000 soldados «para rodear y peinar la zona y aun así no estoy seguro de que habría éxito en la captura del capo». Ubicarlo es tan difícil como localizar a Osama Bin Laden en las montañas de Afganistán, se llegó a comentar.

Osiel Cárdenas Guillén (Cártel del Golfo)

El más ostensible líder de esta organización resultó ser Osiel Cárdenas Guillén, apodado «El Mata Amigos», hombre de mil facetas, pues lo mismo capturó a dos agentes de la DEA, y se dio el lujo de maltratarlos y luego liberarlos, que construyó un imperio sanguinario al contratar a no menos de 40 soldados de élite y convertirlos en sus sicarios. Los Zetas fue el nombre con el que se dieron a conocer hace menos de 10 años. Hoy se han reconvertido en un cártel por sí mismos, tras la ruptura violenta con sus viejos jefes, contra los cuales emprendieron una guerra encarnizada, sobre todo

en la llamada Frontera Chica que divide a Tamaulipas, México y Texas, Estados Unidos. Estando en prisión, Osiel Cárdenas Guillén ordenó contratar el estadio de fútbol de Reynosa, Tamaulipas, para festejar y regalar juguetes el Día del Niño, cada 30 de abril en 2006 y los tres años siguientes. Obsequiaba cada vez al menos 150 bicicletas y otros 18.000 juguetes. Osiel fue capturado en 2003 y extraditado a los Estados Unidos.

Vicente «Viceroy» Carrillo (Cártel de Juárez)

Hermano del primer líder de esta organización, Amado Carrillo Fuentes, oficialmente dado por muerto en 1997 tras una operación de liposucción y cirugía estética en un hospital de mediana categoría en la colonia Polanco de la ciudad de México. También llamado «El Señor de los Cielos» debido a su capacidad de trasegar droga en una poderosa flota de aviones de su propiedad, Amado Carrillo utilizaba sobre todo jets del tipo Boeing 727, Caravelle, que compraba usados, los despojaba de asientos y portaequipajes, los repletaba de cocaína y les proporcionaba autonomía de vuelo mediante bidones repletos de combustible que eran subidos a bordo para alimentar las aeronaves en pleno vuelo, mediante un sistema de mangueras. No importaba que al aterrizar se les hiciera añicos el tren de aterrizaje o se partiera en dos el fuselaje, debido a esas cargas de hasta 8 y 10 toneladas de cocaína, pues Carrillo adquiría las aeronaves en menos de un millón de dólares en el mercado internacional. Cuando policía y ejército llegaban hasta el jet semidestruido, ya la droga había sido escargada y puesta en camiones y trailers que invariablemente lograban escapar. Amado Carrillo logró bajar a tierra, sin que jamás se le incautara un solo gramo de cocaína. Tras la desaparición de Amado Carrillo, su hermano Vicente, o «El Viceroy», heredó la jefatura del Cártel de Juárez, el cual recientemente hizo una alianza con Los Zetas, ex militares de élite y sus excesvamente violentos discípulos que ellos mismos han entrenado.

Eduardo «El doctor» Arellano (Cártel de Tijuana)

El Cártel de Tijuana ha estado encabezado durante casi tres décadas por los hermanos Arellano Félix, que eran once varones y dos mujeres. Aparentemente se vio disminuido a partir de 2002 por la muerte de Ramón, el encarcelamiento de Benjamín en 2003 y la intención de extraditarlo para ser juzgado en cortes de los Estados Unidos, al igual que ya lo fueron antes sus hermanos Francisco Javier, «El Tigrillo»; Eduardo, «El Doctor»; y Francisco Rafael (este último ya libre tras más de 15 años en prisión). La organización, pionera en el tráfico de heroína desde el Triángulo Asiático, también estableció fuertes nexos con las mafias rusas y japonesas. Sigue vigente, aunque en perfil bajo gracias a la autoridad que sobre ese cártel ejerce hoy una de las integrantes del clan, Enedina Arellano, auxiliada por jóvenes llamados «narcojúniors» de segunda generación...

Servando Gómez «La Tuta» (La familia Michoacana)

Maestro de escuela primaria, Servando Gómez, «La Tuta», conservaba su plaza y cobraba salario oficial de la Secretaría de Educación Pública aun cuando ya su fama pública de narcotraficante había corrido por los medios de comunicación. Cosas del surrealismo mexicano y sus usos y costumbres en materia de corrupción. En 2010, se daba el lujo de convocar públicamente, mediante una entrevista de televisión, al gobierno federal para pactar una tregua y para sugerir arreglos (...). La Familia Michoacana combina prédicas religiosas con cursos de superación personal, adoctrinamiento de jóvenes e invocación de órdenes «divinas» para ejecutar los más atroces crímenes.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación