Joan Oller llega al Palau para recuperar la confianza perdida

Oller llega al trono del Palau con los deberes hechos, dejando atrás una gestión impecable y aplaudida y dispuesto a que el Orfeó Català y el Palau pasen página y dejen atrás el horror que han vivido porque, afirmó, «el país necesita que el Palau vaya bien: es mucho más que un auditorio, es un símbolo de la sociedad».

Oller se presentó como director general del Palau de la Música Catalana en un desayuno con la prensa de la mano de la presidenta del Orfeó Català y de la Fundación del Palau, Mariona Carulla, quien se mostró confiada en que este fichaje era el más indicado, especialmente «en un momento en el que la gestión está condicionada por lo económico», además de subrayar su deseo de que, en esta nueva etapa, «podamos recuperar cómodamente el discurso artístico».

Según subrayó Oller, para generar confianza «hay que demostrar ideas claras y un trabajo bien hecho», ideario que resumió en ocho puntos los cuales puso como exigencia antes de su contratación y en los que, «afortunadamente», coincidió con la junta directiva del Palau», líneas de trabajo que, añadió, se desarrollarán «en un plan estratégico que se presentará a la junta antes del verano».

La potenciación del Orfeó Català y de todos los coros de la casa está a la cabeza de su lista de objetivos, seguido por la creación de un discurso artístico propio centrado en el sector de la música clásica, aumento de público y de públicos, atención especial al aspecto educativo, estimular la implicación social del Palau, promover y difundir el patrimonio de la entidad, acentuar su internalización como productor y creador de propuestas y maximizar los ingresos gestionando con eficacia.

El nuevo director general apuntó que la ayuda del adjunto en temas artísticos será fundamental en esta primera etapa, ya que él tendrá que atender muchos otros, desde el patrocinio a aspectos laborales y estructurales, la planificación de los ciclos de concierto, su viabilidad y su compatibilidad con los propuestos por los programadores privados que alquilan la sala, sin olvidar detalles que evalúa en estos momentos, como el de fichar un compositor residente «no necesariamente catalán, pero que trabaje con los coros de la casa».

Oller, en todo caso, no le quita el ojo al tema económico: «La confianza de nuestros patrocinadores es prioritaria y eso lo conseguiremos trabajando una imagen positiva y transparente y planificando un traje a medida de cada empresa». En estos momentos el Palau cuenta con un presupuesto de 13 millones de euros por temporada, 2,5 de los cuales provienen de sus mecenas.