El tamaño sí importa
La expulsión de Elena Miró de la pasarela de Milán abre el debate: ¿por qué molestan los kilos?
AMAIA ODRIOZOLA
Mientras que a las modelos XL no les dejan desfilar en Milán, Marc Jacobs recupera a las tops más curvilíneas (de Laetitia Casta a Bar Rafaeli) y Dsquared2 apuesta por la talla cero (véase la modelo de la derecha). La revista «V Magazine» estrenaba 2010 ... con «The Size Issue», un número totalmente protagonizado por las curvas y los michelines; y hasta Karl Lagerfeld se rinde al «elitismo para masas». ¿Qué pasa con los kilos en la moda?
La expulsión de la diseñadora Elena Miró de la pasarela de Milán ha reabierto el eterno debate sobre la delgadez de las modelos. «En la moda milanesa no hay espacio para las mujeres con curvas», dice la italiana, que presenta allí, desde hace cinco años, sus propuestas para mujeres a partir de la talla 44. Miró siente «desilusión y estupor» ante las motivaciones «pretenciosas y ridículas» de la Cámara Nacional de Moda italiana, que busca con esta decisión (también ha rechazado a otras nueve firmas) mantener «el alto nivel de creatividad y estilo» de la pasarela.
En teoría, el debate se cerró hace unos años, cuando Cibeles abrió la veda «pro-curvas» asegurando que no dejaría desfilar a ninguna modelo con un índice de masa corporal (IMC) inferior a 18, lo considerado saludable por la Organización Mundial de la Salud. Muchos dijeron que Madrid se quedaría por detrás de las grandes pasarelas, pero, poco después, Milán suscribió un manifiesto contra las modelos con «evidentes trastornos alimentarios». Ahora, Londres se apunta un tanto prohibiendo a las menores de 16 años subirse a las pasarelas y desaconsejando modelos excesivamente delgadas, aunque sin concretar cuántos kilos significa estar demasiado flaca.
La magia del show
Tras la expulsión de Elena Miró, la diseñadora dijo algo que llega al fondo de la cuestión: «La moda debe ser un servicio para todas las mujeres. Todas deben estar representadas en ella». El argumento es indiscutible. Pero, ¿son lo mismo moda y pasarela? Si en las tiendas solemos encontrar todo tipo de tallas, ¿por qué nos molesta que en un desfile las chicas estén tan flacas?
La gran mayoría de diseñadores apuestan por altísimas modelos talla XS para sus shows: Iris Strubegger, Marina Pérez... ¿Por qué, si su objetivo es vender esas prendas a mujeres de carne y hueso? Muy pocos creadores quieren entrar en el eterno debate de la libertad estética. Pero basta con asistir a un pase, a un fitting (prueba de vestuario) o charlar con ellos sobre su colección para encontrar, siempre, un mismo factor común: hacer soñar a las mujeres.
Evocan otras épocas, con patronajes propios de los años 50 ó 60 (como Hannibal Laguna); se inspiran en una mujer cosmopolita, rompedora y sexy (Balmain); se imaginan un mundo futurista (Amaya Arzuaga); o se rinden a las mil y una noches (Elie Saab). Conciben el desfile como un show, una elaborada puesta en escena, una representación, un teatro y un espectáculo, en el que la moda es la protagonista. Los tacones son infinitos, las transparencias extremas y el maquillaje rompedor. Y en ese marco, también utilizan maniquíes que parecen de otro mundo, altísimas, flaquísimas y casi sin poros en la piel. Después, cuando las luces se apagan, preparan sus colecciones en versión comercial: alargan las faldas, oscurecen las transparencias y hacen tallas para mujeres, efectivamente, reales.
Cuestión de... ventas
Desfile de Otoño-invierno 2010 / 2011 de Marc Jacobs para Louis Vuitton en París: Elle Macpherson, Laetitia Casta, Bar Rafaeli y Adriana Lima con vestidos que acentuaban escote, cintura y cadera. La edición británica de «Vogue» consideró el show «embelesador» y una auténtica «celebración de la feminidad»; y «Elle» como «una seductora performance».
Más allá del evidente gusto visual, Marc Jacobs explica que el voluptuoso casting tenía un objetivo comercial: ampliar el mercado. «Quería variedad de edades y tallas. Los diseñadores siempre dicen que hacen colecciones para mujeres, pero ninguna niña sobre la pasarela llega a los 20».
En un momento económico crítico para la industria de la moda, en el que algunos diseñadores (de Christian Lacroix a Carmen March) han tenido que echar el cierre, y otros tantos luchan por seguir en el circuito, hay que vender más que nunca. Para ello, hay quienes confían en su identidad, como Ana Locking, con una segunda línea más económica que le permite mantener la primera. Otros apuestan por el easywear, como Adolfo Domínguez, que desfiló en Cibeles con un muestrario absolutamente prêt-à-porter. También está el caso de Duyos, con un casting de mujeres maduras, porque «la belleza no se acaba ni a los 40 ni a los 50». Nada como un guiño a las clientas para hacerse con ellas.
Muchas voces se alzan en pro de los kilos, tras la terrible sombra de los desórdenes alimenticios. Pero, ¿no es tan peligroso defender a ciegas una talla 44 como una 34? Volviendo a Elena Miró, asegura que el origen del problema está en la «búsqueda exasperada de la perfección».
Hoy abogamos por la defensa de las mujeres «reales». El problema llega cuando por curvas se entiende sobrepeso. España es el tercer país del mundo con personas con sobrepeso (sólo nos superan Estados Unidos y Reino Unido). Lo que está claro es que belleza y salud han de ir de la mano.
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