Retrato de la vanidad
Oliver Parker ya había llevado al cine «Un marido ideal» y «La importancia de llamarse Ernesto». Esta vez regresa a Oscar Wilde con un personaje inmortal
FEDERICO MARÍN BELLÓN
—Es la tercera vez que lleva a Wilde al cine. Imagino que le parece un autor cada vez más vigente.
—Creo que siempre estará presente. Aborda temas que nos fascinan y siempre nos fascinarán. Pero sobre todo, con Dorian Gray hay una serie ... de temas e ideas muy relevantes ahora.
—Como la vanidad.
—La vanidad, la obsesión con la juventud, el temor a la muerte... Todo está basado en nuestra forma de enfrentarnos a la muerte. Necesitamos alguna protección.
—¿Tuvo alguna tentación de actualizar la historia, desde un punto de vista científico, por ejemplo?
—Sí, estuve muy tentado. Me llegaron muchos guiones a lo largo de los años, pero pensé que la historia en sí es bastante moderna y que no hacía falta llevarla a tiempos más actuales. Creo que está por hacer una gran versión moderna de Dorian Gray. Yo quería hacer de intermediario entre la novela que amo y el público contemporáneo.
—Cómo decidió el enfoque de la película, si poner el acento en el drama, añadir unas gotas de terror...
—Hubo una especie de discusión continua en mi cabeza, porque no quería que fuera solo de un género, sino poder moverme entre partes de la película que fueran más chocantes y otras más entretenidas.
—De algún modo, muchos actores son como Dorian Gray, obsesionados con la juventud y ególatras, aunque en su caso son ellos los que envejecen, mientras sus personajes permanecen inalterables.
—Sí, la verdad es que se parecen, por desgracia. Están muy predispuestos a obsesiones similares, son muy ambiciosos y sus caras y sus cuerpos son instrumentos. Eso les aleja cada vez más de la vida real.
«Si el autor escribiera hoy la novela, incluiría más sexo del que hay en la película»
—Sorprende un poco el retrato que hace de Londres, que aparece como una ciudad muy decadente. ¿hay algo de exageración o la ciudad era así realmente, al menos en los clubes y prostíbulos?
—Hay cierta estilización, al igual que en los diálogos de Oscar Wilde. Es verad que en esos ambientes había mucha artificalidad y superficiliadad. En cambio, cuando rodábamos la parte de la alta sociedad, sólo mostrábamos dos dimensiones. En el submundo era donde se ve más textura y riqueza.
—La película es muy clásica, pero sí ha actualizado la parte sexual.
—Es cierto, pero si Oscar Wilde escribiera hoy la novela, incluiría incluso más sexo del que hay en la película. Es interesante, porque rompes algo de la tensión al ser más explícito. Pero en muchos momentos me parecía válido porque trabajábamos mucho el mundo de las imágenes.
—¿A qué tipo de público cree que le pude interesar la película?
—Espero que no produzca rechazo en ningún tipo de audiencia. Por un lado, creo que el público joven, de la edad de Dorian, puede sentirse interesado. Yo era joven cuando leí el libro y me fascinó. Espero que sientan una conexión con sus propios miedos y deseos. Y luego está el personaje de Henry, que tiene esa especie de diálogo continuado con el protagonista, Es el personaje con el que más me identifico ahora. Como hombre maduro que piensa en sus sueños y en la influencia que puede tener en la sociedad, espero que también pueda atraer al público de más edad.
—¿Le preocupaba que la historia fuera tan conocida que la parte de intriga pudiera perder fuerza?
—Sí. Por eso hicimos los cambios que hicimos y arrancamos con el asesinato. Quién está matando y por qué ocupa la primera mitad de la película. La segunda tiene más que ver con la creación del personaje de la hija de Henry, para enfocar el conflicto entre Henry y Dorian y mostrar la vulnerabilidad del primero.
—También hay un contraste entre la primera parte y la segunda desde el punto de vista estético. La primera es más estilizada, mientras que la segunda se concentra en la historia.
—Es correcto. Fue una decisión consciente. En la primera parte había algo de control, porque Dorian pensaba que podía controlar su mundo. Y en la segunda literalmente lo desencajamos. Ya no pude controlar ni lo que ve. Es más visceral y paranoico.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete