Qué hay de nuevo en Barcelona: siete direcciones para disfrutar

Pau Claris, 153

Este local abrió poco antes de las vacaciones de Navidad, en la que podríamos llamar la «milla francesa» de Barcelona, Pau Claris (Café Emma, Épicerie, Joséphine). Ofrece platos tradicionales, como el «ratatouille» o el tartar de carne, con un entusiasmo que, lamentablemente, ha decaído en sus vecinos de calle. Excelente servicio, buena comida y bello espacio. Fallan también iluminación y la música. Es increíble que en los tiempos de Spotify, este «pequeño» detalle se pase tanto por alto.

Mallorca, 239

El Filete Ruso sigue expandiéndose más allá de Enric Granados. Ahora, sus creadores han recuperado este excepcional local en uno de los hermosos pasajes de Barcelona, el Mercader. No hace falta viajar a Nueva York para sentirse como en un barrio «uptown» de la Gran Manzana. La carta es corta y muy tradicional. Tapas con producto de primera. ¿Qué más se puede pedir?

Rambla del Raval, 45

La tendencia de primar el producto y su origen (Céleri, por ejemplo) sigue consolidándose. Hace apenas unas semanas, Javier Cotorruelo (Suculent y Taverna del Suculent) abrió junto con su chef, Toni Romero, un local que rinde tributo al producto del huerto. Está ubicado también en la Rambla del Raval. El nombre hace referencia a una unidad de medida usada en el campo. No se trata de un sitio vegetariano, pues los pescados y la carne están presentes en caldos y ciertos detalles; sin embargo, aquí quien manda es el vegetal, en la mesa y en el sabor. Tiene apenas tres semanas y ya está dando de qué hablar entre los entendidos. Hace tan poco que han abierto que el servicio y la iluminación están aún por ajustar.

Viladomat, 17

Este bar llegó para poner la cereza del pastel a la zona de Sant Antoni, que infestada de restaurantes, echaba en falta un bar de copas que estuviera a la altura. No porque el Xix, el 20 metros o el Ultramarinos no sean buenos, sino porque hacía falta un sitio como Bitter, con coctelería de autor de primera categoría y un espacio de diseño. Sus llenos rotundos cada fin de semana lo confirman. ¡Gran ambiente!

Diputació, 220

Aunque este restaurante no es exactamente nuevo, Ana Merino, su chef, ganó el segundo lugar como cocinera revelación en la última edición de Madrid Fusión. Tras ello, nadie ha querido dejar de probar sus sorprendentes y arriesgados platos, así que el sitio está de moda. El restaurante es un pequeño bar esquinero en el Ensanche barcelonés con detalles de decoración mega cuidados (¡qué flores!). Los «peros», la música y el servicio, con prisas de terminar la jornada, no corresponden a su cocina.

Ronda Sant Pau, 67

La horchatería Sirvent es toda una institución en la ciudad: en el verano reparte sonrisas a chicos y grandes, en sus dos locales en la ciudad. Hace unas semanas abrió en la Ronda Sant Pau este bar de tapas, «gastro bar» y desayunos, al que le precede la buena fama de esta familia haciendo helados, horchatas y turrones. El nuevo espacio, aunque proviene de la misma sangre que la horchatería, es de otros hermanos, como han informado a este diario sus dueños. El local sigue la tendencia omnipresente en la ciudad de retomar detalles de antaño (Lázaro Rosa Violán es su creador, cómo dudarlo). La cocina, abierta todo el día, cubre un vacío en la zona para comer algo a media tarde. ¡Gran espacio!

Pons i Subirà, 3

Barcelona mantiene su vena cultural. Nollegiu es una muestra de ello. El local abrió hace un año en la calle de la Amistad, en el Poblenou. El barrio es muy amplio y eso le ha jugado en contra para ponerse tan de moda como lo ha logrado Sant Antoni. Aun así, no para de sorprender y de atraer nuevos vecinos por sus bajos alquileres. No hay mejor sitio para iniciar una inmersión en la zona que esta librería, que el mes pasado cambió de sede pues el antiguo espacio le quedaba pequeño. ¡Quién lo diría, en tiempos de Instagram! Los clientes y vecinos ayudaron a hacer la mudanza al nuevo espacio, una antigua boutique de ropa reconvertida a espacio cultural.