Obama viaja a Israel con un mensaje de advertencia a Irán

En su primera visita a Israel como presidente de Estados Unidos, Obama tiene el claro objetivo de mejorar su relación con Israel. No tanto con su primer ministro, el reelegido Netanyahu, con quien tiene una historia de desencuentros, como con la propia población, con la que no ha logrado la sintonía que, por ejemplo, creó el expresidente Bill Clinton. Su antecesor demócrata visitó cuatro veces Israel ya en su primer mandato; Barack Obama, en cambio, prefirió abrir su presidencia con una llamada a la población árabe, en su discurso de El Cairo.

Pero las conversaciones de fondo serán básicamente sobre la amenaza que supone el programa nuclear de Irán. La semana pasada, el presidente Obama declaró a la televisión israelí que «en un año o así» Irán puede haber desarrollado la bomba atómica. Aunque tal aseveración no era propiamente poner una «línea roja», para Obama los límites de lo intolerable parecen estar menos cerca que los marcados por Benjamin Netanyahu en su discurso de septiembre ante las Naciones Unidas. La Casa Blanca adelantó ya hace semanas que el propósito de este viaje no era propiamente reabrir el proceso de paz, aunque ese interés existe. A pesar del impulso que el presidente Obama quiso darle al llegar a la presidencia, hacia el año 2011 las conversaciones habían quedado rotas.

De acuerdo con una encuesta WP/ABC, los estadounidenses creen que Obama ha estado presionando menos a los palestinos que a los israelíes. La encuesta remarca la inclinación projudía de Estados Unidos, donde el 55 por ciento de la población declara que sus simpatías están más con Israel, frente al 9 por ciento que se inclina más por los palestinos.