Brigadas salafistas patrullan en Túnez ante el vacío de poder

Túnez vive al borde del precipicio político desde el asesinato del líder opositor Chokri Belaid a comienzos de mes, su muerte empujó a miles de personas a las calles de un país donde,como en Egipto, se acentúa la división entre islamistas y liberales. Hicieron juntos la revolución para derrocar a las dictaduras, pero la post revolución ha sacado a la luz las diferencias entre sus proyectos de futuro para cada país.

Esta situación de caos en la cúpula de poder -acentuada por la división interna dentro del propio Ennahda, donde hay partidarios y detractores de la formación de un nuevo gobierno de unidad nacional e incluso ya se discute abiertamente el liderazgo de Rached Ghannouchi, miembro histórico del islamismo tunecino- ha abierto las puertas a los sectores más radicales del salafismo; según sus propios anuncios en las redes sociales, han formado brigadas para la «seguridad» en las ciudades.

El grupo más activo es Ansar Al Sharia, fundado en abril de 2011. En las fotografías colgadas en la red se les ve patrullando con chalecos de color naranja y armados con palos en lugares como Sfax, segunda ciudad del país, Kef, Mateur, Sidi Bouzid, cuna de la revolución, y en varios distritos de la periferia de la capital.

Su presencia en las calles obligó al ministro de Interior, miembro de Ennahda, a ordenar que se retiraran, pero hasta la detención de uno de sus miembros el grupo radical no pidió a los suyos que volvieran a sus casas. Aunque se mantienen «vigilantes» para salir en cuanto sea necesario.

El papel de Ansar Al Sharia es cada vez más influyente en Túnez y las autoridades les responsabilizan de ser los autores del asalto contra la Embajada de Estados Unidos en septiembre tras la aparición de la película «La inocencia de los musulmanes», que se burlaba del Profeta. Tres personas perdieron la vida y al menos treinta resultaron heridas.