El juez Castro vende su casa en la primera línea de Palma por 1,4 millones de euros

[Galería del interior de la casa del juez Castro]

Tan importante cantidad se debe, principalmente, a la privilegiada situación que ocupa, la primera línea del Paseo Marítimo en la zona del Portixol. Está cerca del centro de la ciudad y disfruta de una terraza con inmejorables vistas al puerto del Molinar.

La casa, que se construyó en 2005, según datos del Catastro, tiene dos dormitorios, dos baños y una terraza de unos 20 metros cuadrados. En realidad son dos casas edificadas sobre un mismo solar de 193 metros cuadrados. El magistrado se quedó con una, mientras que la otra vivienda, casi gemela, pertenece a un amigo con el que adquirió el terreno a medias, según las fuentes consultadas.

Algunos vecinos pensaron que el juez desea cambiar de casa porque, dada su trascendencia pública, en Palma todo el mundo sabe dónde vive y en una ocasión le sellaron la cerradura con silicona. No obstante, desde el entorno del magistrado niegan que ese sea el motivo, ya que el juez es un tipo con «arrojo» y no está preocupado por posibles «sabotajes» (la Policía le ha ofrecido protección y vigilancia en varias ocasiones, pero él siempre la ha rechazado). Apuntan a que simplemente prefiere residir en una vivienda con otras características.

La casa que tiene en venta está muy cerca de la terraza de la ya famosa cita del gin-tonic con la abogada de Manos Limpias Virginia López. ABC publicó las fotografías de la reunión, tomadas por un cliente del bar, en la que el juez y la acusación popular que le ha permitido imputar a la Infanta Doña Cristina charlaban sobre el proceso judicial. López dijo a este diario que habían quedado ahí porque ese día «era festivo en Palma y los juzgados estaban cerrados».

El Molinar era una zona de casas bajas habitadas por pescadores «de toda la vida». Pese a su privilegiada situación, no era un lugar cotizado. Pero hace unos diez años, coincidiendo con el boom inmobiliario, cambió de forma radical. Nuevos compradores, muchos de ellos extranjeros adinerados, adquirieron casas antiguas y las reformaron. La zona se puso de moda, se reformó el paseo que recorre la línea de mar y los precios se dispararon. Varios herederos de los pescadores de antaño siguen habitando estas casas, pero otros se dejaron seducir por unos precios inimaginables cuando sus padres o abuelos faenaban allí.

Palmesanos y turistas pasean junto al mar o disfrutan de los muchos restaurantes que se fueron abriendo en la zona. Los solares son pequeños, pero están en la ciudad de Palma y tienen unas vistas inmejorables al puerto del Molinar. Todas estas características permiten a propietarios como el juez José Castro pedir la friolera de 8.000 euros por metro cuadrado. La tremenda crisis inmobiliaria no pasa por la primera línea del Molinar.