El PSE cae ahora en que Bildu está «verde» para la «paz»

«Desgraciadamente, es evidente que todavía no hay unas condiciones mínimas para avanzar con éxito en los trabajos de la ponencia», reconoció ayer Ares, que dijo no estar dispuesto a bajar exigencia a Bildu para facilitar «blanquear su pasado» sin antes rendir cuentas . Un listón que mantienen en su sitio también las asociaciones de víctimas.

El Partido Socialista, que desde el primer minuto de la legislatura se empeñó por sacar adelante esta «mesa» parlamentaria, presionando al PP para que participara con ellos, advierte ahora de que Bildu sigue verde, «cautiva de su pasado» de connivencia con las capuchas. Con sus excusas a participar ahora en la ponencia –los tres grupos intervinientes dicen darse de tiempo ahora hasta septiembre, coincid los socialistas tratarían de ganar unos meses iendo por cierto con el período inhábil de la Cámara- para convencer a los de Arantza Quiroga a que se suban al carro de la «paz» con Bildu, algo que a día de hoy parece imposible.

Crónica de un fracaso anunciado

El foro donde el Gobierno traslada sus mayores expectativas para avanzar en estas cuestiones con un gran acuerdo entre las cuatro grandes sensibilidades vascas –PNV, Bildu, PSE y PP- vuelve así a encallar estrepitosamente. Y lo hace después de un parto turbulento que suscitó durante meses la principal polémica en la Cámara, incluida la referencia incendiaria de Laura Mintegi al « origen político» de los asesinatos de ETA . Los socialistas echan en cara a Bildu que expresiones como la de «presos políticos» o gestos de apoyo al entorno de la banda, como el exhibido en las detenciones de etarras en los últimos meses por parte de los parlamentarios de la coalición, no ayudan a seguir con los trabajos.

Pese a que la coalición radical se negó desde un principio a deslegitimar el terrorismo etarra, socialistas y peneuvistas se sentaron con ellos. El Ejecutivo de Iñigo Urkullu, que el viernes culpabilizó al PP de «condicionar» los acuerdos en esta materia por su actitud intransigente hacia Bildu, pretendía que los principales avances en torno al plan de paz de Jonan Fernández se dieran en esas reuniones a puerta cerrada.