El Valencia toma aire a costa de un flojo Espanyol

Salieron revolucionados los locales, sabedores de la grave situación en la que se encuentran. No les quedaba otra y optaron por ganarse el apoyo de sus exigentes seguidores desde el principio. Volcaron su juego por la banda izquierda y supieron aprovecharse de la debilidad blanquiazul en el lateral derecho. Sánchez Flores le había dado la banda a Reyes, desplazándole de su posición habitual en el centro de la zaga. Y se notó. Sólo tardó el Valencia un minuto en pisar el área del Español y fue para pedir penalti sobre Santi Mina tras un choque con David López. Tuvo que multiplicarse el defensa blanquiazul que poco después sacaba un remate de Soler desde la linea de gol cuando Mestalla ya cantaba el gol. Gayá y Nani monopolizaban el ataque che y se multiplicaban ante una defensa que hacía aguas por todos lados.

El gol era cuestión de tiempo y llegó al cuarto de hora. Montoya culminó una jugada plagada de triangulaciones maravillosas. El reaparecido Diego López no pudo hacer nada por evitarlo. A partir de ese momento, el Valencia bajó sus pulsaciones y se limitó a controlar el juego, la posesión y el partido. Y tuvo que llegarse al minuto 34 para que el Español se acercara a las inmediaciones de Diego Alves, con un disparo inofensivo de Álvaro Vázquez.

Quique Sanchez Flores, en su regreso a Mestalla, no encontraba soluciones y se desesperaba en la banda viendo cómo sus jugadores perdían contínuos balones. Y con la misma tónica comenzó la segunda parte, con el Valencia achicando espacios e impidiendo las combinaciones del Español. No obstante, el fútbol no es una ciencia exacta y el escenario fue cambiando. Más por demérito de los che que por otra cosa.

El Valencia empezó a complicarse la vida él solo y el partido se embruteció por momentos. Soler, Parejo, Gayá y Munir vieron amarilla en sólo seis minutos y eso espoleó al Español, que empezó a desperezarse y a creer por vez primera que podía llevarse algo positivo para casa. Los nervios se trasladaron a la grada, que empezó a cantar su tan manido cántico contra los arbitrajes. De hecho, se dedicó más en el último tramo a protestarlo todo que ha animar a los suyos.

Pero fue un espejismo. Santi Mina devolvió la tranquilidad momentánea con el segundo gol del partido. Una falta lanzada por Parejo la sacó Diego López con apuros y el atacante valencianista lo aprovechó para marcar sin oposición. No obstante, el gol podría haber sido otorgado a Parejo, ya que el balón pareció haber entrado totalmente antes de que el meta blanquiazul lo despejara.

David López le devolvió la emoción al choque con un gol que había fabricado Gerard Moreno enviando un remate al larguero. El blanquiazul impidió que el Valencia rompiera un registro negativo: es el único equipo de las cinco grandes Ligas que ha encajado goles en todos los partidos que ha disputado. Fue la última ocasión digna de mención de un partido que ha dado aire a un Valencia que estaba empezando a caer en el pozo de manera peligrosa. Muestra de ello es que los jugadores locales lo celebraron como si fuera un título.